El programa Start-Up Chile, lanzado en 2010, pretendía convertir al país presidido por Michelle Bachelet en el nuevo Silicon Valley, pero no ha tenido el suficiente empuje para conseguirlo. De hecho, muchas han sido las empresas interesadas por el programa pero pocas las que se han quedado. El programa Start-Up Chile, lanzado en 2010, pretendía convertir al país presidido por Michelle Bachelet en el nuevo Silicon Valley, pero no ha tenido el suficiente empuje para conseguirlo. De hecho, muchas han sido las empresas interesadas por el programa pero pocas las que se han quedado.
Chilecon Valley, como empezó a conocerse el proyecto, pretendía convertir a Chile en centro de innovación y tecnología del país para reducir la dependencia del país de exportación de materias primas. Aunque cinco años después, los resultados no han sido los esperados.
A pesar de los 40.000 millones de dólares invertidos en el proyecto, de que casi 18.000 nuevas empresas internacionales se hayan interesado en el programa y que 1.050 hayan sido admitidas, alrededor del 80% de ellas han abandonado el país tras haber cumplido con la estancia obligatoria que les exigía el proyecto.
En cualquier caso, aún existen empresarios, como señala The Wall Street Journal, que aún se interesan por el programa porque quieren acercarse a sus potenciales clientes en el país. Aunque muchos acaban por desencantarse, como el administrador de Medko Salud que se ha quejado de que en el país no existen verdaderos asesores de startups.
Existen, además, otros problemas, como que la financiación sea menor que, por ejemplo, en EEUU o que la recaudación de fondos sea algo muy complicado. Empresarios chilenos y extranjeros consideran que en muchas ocasiones, los inversores exigen un alto porcentaje participación e incluso una participación mayoritaria.
Se quejan, además, de que aún se necesita trabajar para mejorar tanto la infraestructura como la regulación. Otros, como Hernán Cheyre, ex vicepresidente de Corfo, la agencia gubernamental que supervisa Start-Up Chile, han culpado a la presidenta Michelle Bachelet y sus reformas, que han afectado la confianza de los empresarios y socavan la competencia.
“Si solo creamos subvenciones públicas para nuevos proyectos pero no creamos condiciones para que cualquier pueda desafiar lo establecido, como hizo Steve Jobs con IBM, no conseguiremos nada” ha señalado.
Gonzalo Rivas, jefe del Consejo Nacional de Innovación del Gobierno se ha mostrado también escéptico y ha pedido invertir en sectores en los que el país tiene fortaleza, como la minería o la agricultura. “Un Google chileno es un disparate, hay que construir donde el país ha mostrado ser fuerte”.
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