La obligación legal de marcar todo el ganado antes de 2026 pone a Pará en el centro de la transición agroambiental. El rastreo masivo es la única vía para garantizar que la carne amazónica no procede de áreas deforestadas recientemente. El plan se convierte así en un caso de estudio de cómo una política pública puede empujar a la vez la seguridad alimentaria, la conservación forestal y los objetivos de desarrollo sostenible.
El programa estatal ya ha distribuido más de 123.000 crotales, con 65.902 animales identificados en 89 granjas. El objetivo es llegar a 26 millones de reses en un plazo de 18 meses. El avance incluye por primera vez lotes procesados en Marabá bajo control de trazabilidad.
La trazabilidad animal reduce riesgos de exportación y permite auditar el impacto real de la ganadería en la Amazonia
Indicador | Dato |
---|---|
Crotales entregados | 123.765 |
Crotales colocados | 65.902 |
Explotaciones con animales trazados | 89 |
Meta de distribución | 2.000.000 |
Tamaño del rebaño estatal | 26.000.000 |
Plazo legal | Todo el rebaño trazado en 2026 |
El vínculo directo con “ODS 12” (producción responsable), “ODS 13” (acción climática) y “ODS 15” (ecosistemas terrestres) es claro: menos deforestación, menos emisiones y más control de hábitat. En paralelo, grandes importadores —de la Unión Europea a Asia— exigen garantías de origen para aceptar carne amazónica.
Los mercados internacionales convertirán la trazabilidad en requisito de acceso y no solo en un diferencial competitivo
La iniciativa de Pará coincide con la presión sobre cadenas de soja y carne en Brasil y la suspensión parcial de la moratoria de la soja. El riesgo reputacional de la región aumenta y el rastreo bovino aparece como la única prueba tangible de origen. El modelo de Pará podría convertirse en referencia para otros estados amazónicos si demuestra resultados medibles en deforestación evitada.
La clave ahora es acelerar el ritmo de marcado en campo, garantizar bases de datos interoperables y asegurar verificación independiente. Sin estos pasos, la meta de 2026 podría quedar en papel mojado. Convertir el crotal en resultados verificables de menor deforestación es lo que definirá el éxito del plan amazónico.
Pará obliga a identificar cada vaca y JBS ya procesa animales trazados en Marabá. Si en 2026 se cumplen los plazos, la Amazonia podrá mostrar un hito medible hacia la Agenda 2030; si no, la región seguirá atrapada en el círculo de promesas sin resultados.
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