En un contexto de caídas significativas en el valor de los criptoactivos, Bukele, en su cuenta de Twitter, ha reafirmado su confianza en el bitcoin tras haber adquirido 500 monedas a un precio de 30.744 dólares (29.163,5 euros) cada una, casi un 55% por debajo del valor máximo registrado por la criptomoneda.
Pese a la invitación del FMI a eliminar el bitcoin como moneda de curso legal en el país y los avisos del organismo sobre los riesgos asociados a esta medida, Bukele continúa con una férrea defensa alrededor del criptoactivo. En este sentido, el presidente ha asegurado que seguirá adelante con su plan de emitir 1.000 millones de dólares (949 millones de euros) en bonos bitcoin para financiar la construcción de la Bitcoin City, un espacio libre de impuestos que espera desarrollar en la costa del país.
Bukele ha tuiteado fotos de una maqueta de la ciudad, que dispondría de un aeropuerto internacional y emplearía energía geotérmica emitida por un volcán cercano para su funcionamiento. El objetivo de este espacio, según el mandatario salvadoreño, pasa por atraer inversores de criptoactivos, que podrán beneficiarse de exenciones fiscales.
No obstante, los bonos en dólares del país centroamericano parecen vivir una realidad paralela a los planes del presidente. Estos han perdido un 24% de valor en lo que va de año y el Gobierno tiene vencimientos de deuda por 800 millones (759 millones de euros) en enero del año que viene. La semana pasada, la agencia de calificación crediticia Moody’s rebajó la calificación del país a ‘Caa3’, con perspectiva ‘negativa’, acusando un mayor riesgo de ‘default’ en los vencimientos de deuda de 2023.
«La rebaja de la calificación de El Salvador está motivada en buena parte por la falta de un plan de financiación creíble, un factor que agudiza los riesgos crediticios derivados del acceso restringido al mercado, dados los angustiosos rendimientos de la deuda externa de El Salvador», advertía Moody’s en su comunicado.
La agencia también se refirió a la intención del Gobierno de reformar el sistema de pensiones, algo que «podría liberar liquidez para hacer frente al pago de los bonos de 2023». Sin embargo, la falta de información y detalles sobre la financiación, los riesgos del crédito soberano «siguen siendo elevados».
En reiteradas ocasiones, el FMI ha alertado de las vulnerabilidades asociadas a la deuda pública del país, que podría situarse en una «trayectoria insostenible» del 96% del Producto Interior Bruto (PIB) para 2026.
La economía salvadoreña se contrajo un 7,9% en 2020, con motivo de la pandemia, interrumpiendo diez años de crecimiento. Según las proyecciones, la economía salvadoreña crecerá alrededor de un 3,2% en 2022. Sin embargo, los persistentes déficits fiscales y el elevado servicio de la deuda están generando necesidades de financiación elevadas y crecientes. El déficit fiscal está proyectado en aproximadamente un 5% del PIB en 2022.
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