Las empresas de Perú y Colombia han sido las mejor posicionadas para enfrentar el choque de la pandemia del coronavirus, mientras que las de Ecuador y Bolivia han sido las menos preparadas, según un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La entidad ha realizado un análisis de la resistencia de las empresas de algunos países de la región andina, entre ellos Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú o Venezuela. En el caso peruano, las compañías tienen una media de resistencia de 56 días de paralización de su actividad antes de agotar sus reservas de liquidez.
En Perú, la mitad de las empresas tiene una capacidad para afrontar 38 días de paralización, mientras que para una cuarta parte de ellas ese tiempo alcanza los 30 días. Como es de esperar, las compañías grandes tienen mayor capacidad de resistencia (una mediana de 41 días), mientras que las microempresas pueden resistir menos de 20 días. Los sectores más vulnerables son la pesca, agroindustria, manufactura, construcción y restaurantes.
Por su parte, las empresas de Ecuador pueden resistir un promedio de 36 días de paralización de la actividad, mientras que la mitad de ellas puede aguantar solo 28 días sin operaciones.
Por tamaño, la empresa grande ecuatoriana tiene capacidad para resistir 37 días, mientras que una microempresa puede hacerlo solo 30 días. Entre los sectores con menor capacidad de resistencia se encuentran los servicios, electricidad y agua e industria, con un promedio que ronda los 30 días en todos los casos.
En todos los casos, las empresas grandes y medianas son las que tienen mayor preparación, en contraste con las pequeñas y, sobre todo, con las microempresas, debido a diferencias importantes en aspectos como el acceso a crédito, el uso de tecnologías, la propiedad del espacio en el que operan, el peso de los costes fijos y la productividad laboral.
Entre las recomendaciones, el organismo multilateral afirma que a largo plazo las empresas tendrán la responsabilidad de implementar estrategias dentro de sus organizaciones para resistir ‘shocks’ tan severos como el actual.
Asimismo, el BID señala que la política pública de largo plazo también tendrá un importante papel que desempeñar, por ejemplo, a través de la flexibilización de las regulaciones laborales, de modo que se permita a las empresas disminuir sus costes fijos frente a situaciones de crisis.
Además, la entidad recomienda a las compañías dibujar una «construcción de escenarios» o ‘scenario planning’ para simular eventos extremos que, aunque con baja probabilidad de ocurrir, permitan construir sistema de alerta a tiempo para que se puedan desplegar acciones en lo relativo a proveedores, inventarios y otros aspectos clave antes de que dicho evento ocurra.
Por último, el BID destaca que la tecnología será finalmente el motor del crecimiento en el mundo posterior a la pandemia, al tiempo que la capacidad de innovación y la rápida adopción tecnológica constituirán la «nueva norma» para el mundo empresarial.
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