Muchos se preguntan por qué, si los problemas son tan frecuentes, no existe un Plan B para salir del paso. Esa es una frase recurrente en La Habana, donde la gente la ha sumado a su léxico cotidiano y que en solo cuatro palabras puede resumir las dificultades que se presentan a la hora de sacar dinero de un cajero automático, de saldar la cuenta de la electricidad o el teléfono, de pagar con tarjeta magnética en cualquier shoping y un largo etcétera más.
En todas partes del mundo es ley que la tecnología mejora la vida de las personas, al agilizar cualquier trámite, acortar las distancias y hacer más llevadera en general. En Cuba también, pero los fallos en los sistemas se vuelven tan frecuentes en ocasiones que muchos aseguran que ?antes no se pasaba tanto trabajo?.
La afirmación brota espontánea cada vez que un cliente debe esperar durante largos minutos ante una ventanilla donde quien debe atenderlo, insiste una y otra vez ante el monitor de una computadora, teclea y teclea? y nada. Y termina con la frase útil para todo: ?Hay problemas en el sistema?.
Las causas pueden ser variadas, desde fallos en el fluido eléctrico, limitaciones en la conexión o mal funcionamiento de algún programa en la computadora, pero el resultado es el mismo, y lo peor es que muchos se preguntan por qué, si los problemas son tan frecuentes, no existe un Plan B para salir del paso.
