Para los argentinos es, simplemente, ‘La Sole’ y, por supuesto, la adoran. Soledad Pastorutti forma parte de esa generación de cantantes que ha sido capaz de renovar la inagotable mina de las músicas tradicionales y situarla en pleno siglo XXI. Para los argentinos es, simplemente, ‘La Sole’ y, por supuesto, la adoran. Soledad Pastorutti forma parte de esa generación de cantantes que ha sido capaz de renovar la inagotable mina de las músicas tradicionales y situarla en pleno siglo XXI.
En estos días, ‘La Sole’, junto a sus dos cómplices recientes, la española Niña Pastori y la mexicana Lila Downs, aspira a conseguir un Grammy Latino por el trabajo conjunto que hicieron en un estupendo disco llamado ‘Raíz’, que se publicó a primeros de año.
Un álbum del que, lamentablemente, no hemos tenido apenas noticias en España, a pesar de la participación de Niña Pastori, y que incide en la línea de revitalización del folklore y las grandes canciones históricas que cada una de ellas ya realiza en solitario.
La semana que viene, el trio participará en Las Vegas, en la gala homenaje a Joan Manuel Serrat que prepara la organización de los Premios Grammy, que ha concedido al cantautor catalán la distinción de personaje del año.
Pastorutti, que no realiza una nueva producción discográfica propia desde 2010, es un personaje muy popular en Argentina, gracias, sobre todo, a sus constantes apariciones en televisión.
Pero el perfil populachero que alguien podía suponerle por culpa de esta actividad laboral, cada vez más frecuente entre los cantantes en estos tiempos difíciles, no le haría justicia a la voz cristalina y llena de matices a la que, en realidad, debe su éxito.
