Las protestas de los movimientos indígenas contra las minas se han propagado ya a cinco países de Latinoamérica. El presidente boliviano, Evo Morales, ya ha señalado al culpable de todas estas revueltas: EEUU. Morales ha afirmado esta semana que los estadounidenses están financiando los movimientos sociales que auspician estas reivindicaciones. Las protestas de los movimientos indígenas contra las minas se han propagado ya a cinco países de Latinoamérica. Los estados que están sufriendo estas movilizaciones revindicativas son Argentina, Bolivia, Chile, Panamá y Perú.
El presidente boliviano, Evo Morales, ya ha señalado al culpable de todas estas revueltas: EEUU. Morales ha afirmado esta semana que los estadounidenses están financiando los movimientos sociales que auspician estas reivindicaciones.
El mandatario de Bolivia, cree que las ONG están financiadas a través de Usaids, para funcionar como espías de EEUU, en los diferentes países en los que los habitantes se están revelando.
En Perú, las reivindicaciones giran alrededor del megaproyecto minero de Conga, en la región de Cajamarca. Los habitantes de la zona protestan contra las minas de Yanacocha, que explota en la actualidad la minera estadounidense con sede en Denver, NewMont Mining Corporation.
Las manifestaciones en Argentina, son contra la compañía canadiense Osisko. La empresa ha tenido que detener su actividad en Famatima, en la región riojana argentina., por las protestas. Esta semana en Tinogasca, las movilizaciones han causado una decena de heridos en la lucha de los indígenas contra la policía.
La ola contra los yacimientos también ha llegado a Centroamérica. Los enfrentamientos antimineros, que han cortado durante varios días el principal vial de Panamá, se han cobrado ya dos vidas de manifestantes y numerosas personas heridas. La disputa se centra en la comarca Ngöbe-Buglé, al suroeste del país, por varias explotaciones de cobre.
Los indígenas chilenos protestan contra la canadiense Barrick Gold, que admitió el año pasado haber cambiado el curso del río Porterillos. También en los Andes, la minera intentó trasladar varios glaciares el año pasado.
Estas revueltas tienen todas ellas un fondo ecologista. Todas denuncian que las explotaciones pueden contaminar las aguas de la zona que habitan. La minería suele utilizar materiales peligrosos para el consumo humano para lograr perforar mejor el subsuelo.
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Sube la fiebre antiminera
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