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El éxito de este mecanismo de integración regional contrasta con el fracaso de la Comunidad Andina de Naciones

Mercosur cumple 20 años

El Mercado del Sur (Mercosur) celebra el sábado 26 de marzo sus primeros 20 años de vida. En sus inicios, algo balbuceantes, pocos esperaban que este mecanismo de integración, que ahora piensa en superar a su hermano mayor, la Unión Europea, en cuanto a vínculos sociales se refiere, fuese a adquirir la relevancia económica que posee. Otras experiencias similares, como la Comunidad de Naciones (CAN), son prácticamente inoperantes. No es de extrañar que Perú, por iniciativa de su presidente Alan García, busque aliados en Chile, Colombia y México, para crear una alianza alternativa capaz de competir con la que forjaron hace dos décadas sus vecinos del subcontinente. El Mercado del Sur (Mercosur) celebra el sábado 26 de marzo sus primeros 20 años de vida. En sus inicios, algo balbuceantes, pocos esperaban que este mecanismo de integración, que ahora piensa en superar a su hermano mayor, la Unión Europea, en cuanto a vínculos sociales se refiere, fuese a adquirir la relevancia económica que posee. Otras experiencias similares, como la Comunidad de Naciones (CAN), son prácticamente inoperantes. No es de extrañar que Perú, por iniciativa de su presidente Alan García, busque aliados en Chile, Colombia y México, para crear una alianza alternativa capaz de competir con la que forjaron hace dos décadas sus vecinos del subcontinente.

Pese a que no todo es perfecto, los datos, en estos 20 años de experiencia comercial, son claros. El comercio entre los países que integran el Mercosur; Uruguay, Brasil, Argentina y Paraguay, se incrementa anualmente. Solo en 2010, las exportaciones de los países del Mercado del Sur alcanzaron aproximadamente los 230.000 millones dólares (172.587 millones de euros), un 24% más que en 2009. Sus vínculos con China y los países asiáticos, así como su menor dependencia de la economía de EEUU, parece uno de los motivos, pero la capacidad de venta de materias primas, un mercado que mantendrá su buena salud durante algunos años, es el verdadero impulsor de los buenos resultados.

En base a estos datos, al beneficio que la negociación como bloque parece haber reportado a los países miembros, el Mercosur se ha convertido en una referencia para sus países vecinos. En la actualidad, Venezuela se encuentra en proceso de entrada como país de pleno derecho en el mecanismo. A falta de que el Parlamento paraguayo de su beneplácito, algo que no parece sencillo, el país gobernado por Hugo Chávez hará efectiva este año su retirada de la Comunidad Andina de Naciones para centrarse en el comercio con sus hermanos del Cono Sur.

Pero Venezuela no es el único país que ha visto en su comunión con el Mercosur una oportunidad para mejorar sus resultados económicos. Los ministros de Exteriores de los países de pleno derecho, acordaron el pasado mes de diciembre facilitar a Cuba la participación en las reuniones que realizan. Según confirmaba el ministro brasileño, Celso Amorím, este es un “paso simbólico para su integración plena”.

Amorim aclaró que el acuerdo alcanzado no convierte por el momento a Cuba en miembro asociado, estatus que tienen Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, países que ya participan de los beneficios de comerciar con un mercado de grandes dimensiones como Mercosur.

Las últimas noticias en este sentido, sitúan a Colombia en el centro del debate. Su presidente Juan Manuel Santos, que está llevando a cabo un cambio de estrategia internacional que, en contra de lo que parecía buscar el ex presidente Álvaro Uribe, acerca al país cafetero a sus vecinos, ha propiciado la invitación de adhesión plena de los países miembros. Por el momento, no ha habido avances en este sentido, pero las puertas están abiertas.

Lo cierto es que las ventajas económicas para los países miembros son palpables. Sin embargo, nada es perfecto. El despegue económico de Brasil ha provocado enormes asimetrías entre los socios, ante todo con respecto a Uruguay y Paraguay, pero con quejas por parte de Argentina. El Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), creado en 2006 para ayudar al desarrollo de los socios menores, no ha logrado frenar las quejas. El gigante amazónico acapara buena parte del comercio interno del Mercosur.

Por otra parte, una vez parece solucionado el problema del doble cobro del arancel externo común, los problemas se han desplazado a sectores concretos. Argentina y Uruguay se han enfrentado últimamente por una presunta actitud proteccionista del país de Cristina Fernández. Paraguay, por su parte, tiene continuos altercados con Brasil por el reparto de beneficios de la central de Itapú. Son, en definitiva, cuestiones que minan la confianza en el Mercado del Sur, pero que no pueden enturbiar lo que parece una realidad. Todo indica que los estados miembros sabrán llegar a acuerdos para lograr solventar estos problemas , la aprobación del Código Aduanero Común, que será adoptado en 2019.

En lo social, durante la última Cumbre presidencial celebrada en diciembre de 2010, la delegación brasileña también quiso resaltar cual debe ser el siguiente paso. Antonio Simoes, subsecretario general del Ministerio de Exteriores brasileña para América del Sur, Central y el Caribe, recordó que la pretensión del Mercosur consiste en que «en los próximos diez años queremos avanzar mucho, pero no podemos avanzar solo en el área económico y comercial, eso no es deseable ni es sustentable». De sus palabras se interpreta que la pretensión de Brasil es incluir en las discusiones una mayor vinculación en materia social.

Bajo esta premisa, los presidentes esperan aprobar un plan a 10 años para crear un «estatuto de ciudadanía» del Mercosur, con el que se pretende vincular a las poblaciones sudamericanas con el bloque, al estilo de lo que ocurre en la Unión Europea, el esquema de integración más avanzado del mundo. Las dificultades por las que está pasando la UE podrían crear dudas sobre la creación de una moneda común, una discusión que no se ha realizado aun en el Mercado del Sur.

El ejemplo del Mercosur sirve para ilustrar lo ocurrido con la Comunidad Andina de Naciones (CAN). El mecanismo pasa por sus momentos más difíciles desde su formación. A la retirada de Venezuela, el desinterés de Bolivia y la situación poco clara de Ecuador, se le vienen uniendo los pleitos entre Perú y Colombia por cuestiones comerciales. Perú insiste en pedir mayores sanciones para Colombia, que ha restringido el acceso del arroz peruano a su mercado. En este contexto, la comunidad hace ya tiempo que dio paso a los desacuerdos y los acuerdos han comenzado a no respetarse.

El presidente peruano ha visitado esta semana Colombia con un objetivo claro, ahondar en las relaciones bilaterales con su vecino del norte e impulsar su propuesta de un Área de Integración Profunda a la que se sumarían Chile y México. Las cuatro economías, que comparten una idea política similar, dieron los primeros pasos durante la Cumbre Iberoamericana celebrada en diciembre de 2010 en Mar de Plata (Argentina).

Poco se conoce de la iniciativa excepto que proviene del propio Alán García. Según el ministro peruano de Exteriores, José Antonio García Belaúnde, “la propuesta más importante que tenemos con Colombia es la que el presidente (García) ha llamado el Área de Integración Profunda; es decir, avanzar más en la integración y tener un espacio de integración mayor”.

Todo hace indicar que la Comunidad Andina de Naciones ha muerto. García, un especialista en la firma de Tratados de Libre Comercio con medio mundo, busca otros asideros comerciales dentro del continente. Las oportunidades para el acuerdo, en vistas del poco tiempo que le resta al mandatario peruano en la presidencia, parecen escasas. Pero una cosa parece clara. Así como la Unión Europea sirvió de ejemplo a Mercosur, quien sabe si ahora, con un bagaje de años y logros innegables, Mercosur dará ejemplo a sus vecinos.

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