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Un año de máxima tensión entre Venezuela y Colombia

Chávez y Uribe

Uno de los temas que más ha marcado este año ha sido el conflicto entre Venezuela y Colombia, o más bien entre sus respectivos líderes. La tensión entre Chávez y Uribe ha puesto fin a la útopica idea de una posible integración total en Latinoamérica. Ni siquiera el Mercosur ha conseguido consolidarse un nexo de unión entre la región. Por el momento, la adhesión completa de Venezuela al mecanismo de integración más esperanzador del subcontinente sigue pendiente de la aprobación del Congreso de Paraguay. Uno de los temas que más ha marcado este año ha sido el conflicto entre Venezuela y Colombia, o más bien entre sus respectivos líderes. La tensión entre Chávez y Uribe ha puesto fin a la útopica idea de una posible integración total en Latinoamérica. Ni siquiera el Mercosur ha conseguido consolidarse un nexo de unión entre la región. Por el momento, la adhesión completa de Venezuela al mecanismo de integración más esperanzador del subcontinente sigue pendiente de la aprobación del Congreso de Paraguay.

Además de perjudicar a la integración del subcontinente sudamericano, la puja entre Chávez y Uribe llegó a un punto insostenible e incluso hizo sonar los ecos de una conflicto bélico.

El presidente venezolano llegó a advertir a sus compatriotas de que se preparasen para una guerra. Esta situación volvió a general tras 14 años, una amenaza de disputa armada entre dos estados latinoamericanos.

La última ocasión en la que esto ocurrió fue en la guerra de Cenepa que en 1995 protagonizaron Ecuador y Perú por problemas fronterizos.

En el caso actual del conflicto Venezuela-Colombia, el límite entre los dos países ha vuelto a ser el inicio de la disyuntiva; concretamente las relaciones entre ambos países atravesaron un período de tensión derivado del convenio militar firmado entre Bogotá y Washington. El mencionado tratado prevé el uso de siete bases colombianas por fuerzas estadounidenses y que Chávez considera una ofensa para la seguridad regional.

El tránsito de un conflicto meramente territorial hacia el de tipo ideológico, como podría ser el desencadenado con la instalación de bases estadounidenses en Colombia, coincide en el tiempo con el aumento imparable de las inversiones armamentísticas en Latinoamérica, que se han duplicado en los últimos cuatro años hasta rozar los 40.000 millones de dólares.

La amenaza de Hugo Chávez hacia Bogotá reaviva la polémica sobre el aumento del gasto militar de estos países. El pasado año 2004 el continente se gastó 21.800 millones de dólares en reforzar sus fuerzas armadas, una inversión que en los últimos años se ha incrementado hasta los 39.600 millones de dólares del 2008. Venezuela y Brasil han sido los países que más han invertido en este sector.

La situación llegó a tal punto de tensión que incluso provocó que el Senado brasileño pospusiese la votación para decidir si apoyaban el ingreso de Venezuela en el Mercosur como síntoma de la preocupación existente en Sudamérica.

Lo que se votaba en el Senado del país presidido por Lula da Silva era que Venezuela pasase a ser miembro con plenos derechos de la asociación mercantil supranacional. El territorio dirigido por Hugo Chávez se adhirió a la organización en 2006 con el consentimiento de Argentina y Uruguay. Pero la aprobación de su entrada aún estaba pendiente en Brasil y Paraguay. Rio de Janeiro dio finalmente el visto bueno a la adhesión a mediados de diciembre.

Con la adhesión plena de Venezuela, el Mercosur pasaría a ser un bloque con más de 250 millones de habitantes, un PIB que representará el 76% del de Sudamérica y un comercio exterior de 300.000 millones de dólares, según datos del Congreso brasileño.

Sin embargo, aún falta Paraguay por dar su apoyo a Venezuela.

El diario La Nación ha publicado que el 52% de los nativos del país de Fernando Lugo no estarían de acuerdo con la unión de este nuevo territorio.

En el caso de que Paraguay no ratificase finalmente la anexión de Venezuela al Mercosur, ésta no podría llevarse a cabo, ya que en el organismo comercial todas las modificaciones solo pueden tomar vigencia si son unánimemente aceptadas.

Una propuesta del Mercosur que si que parece tomar cada vez más importancia es la de comerciar con moneda local.

Respecto a esto, en las últimas semanas ha habido cambios importantes.

El presidente electo de Uruguay, José Mújica, ha firmado un acuerdo por el que su país participará en el comercio con moneda local impulsado por los socios del Mercosur. Por el momento, los intercambios en pesos sólo serán con Brasil, pero el plan podría ampliarse con Argentina en los primeros meses de 2010. Además se ha aprobado la suspensión de concesiones al arancel externo común de los miembros según han confirmado a Américaeconómica.com desde la secretaria del organismo supranacional.

Con la unión al comercio en moneda local, Uruguay se suma a un proyecto que ya se desarrolla entre Brasil y Argentina desde hace un año. De hecho, desde el Mercosur pretenden que este tipo de transacciones comerciales se extiendan a todos los miembros del ente durante la presidencia de turno de Cristina Fernández, gestión que durará hasta junio de 2010.

Gracias a la firma de las autoridades uruguayas para fomentar el uso de la moneda local en los intercambios comerciales, el país gobernado por José Mújica se suma a un proyecto que se introdujo el 3 de octubre de 2008 entre Brasil y Argentina y la última medición, exactamente un año después, arrojó un record de 185 operaciones por 152 millones de pesos. De ese monto, el 40% se hizo por sumas inferiores a 100 mil pesos. El 42% por cifras ubicadas entre 100 mil y medio millón; mientras que sólo un 3% correspondió a montos superiores a cinco millones de pesos.

El sistema permite comerciar entre exportadores e importadores argentinos y brasileños utilizando sus pesos y reales. Puede ser utilizado en cualquier operación de plazo menor a 360 días.

Pese a todo esto, la unión más allá del papel entre los países latinoamericanos parece una propuesta imposible o al menos muy lejana en la que todos esperan que tercie la presidencia de turno de José Luis Rodríguez Zapatero al frente de la Unión Europea.

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