De nuevo perros (y amos) de la guerra

A principios de semana era sólo una buena idea para nuestro artículo. Hoy es un tema plenamente consolidado en la agenda mediática mundial: América Latina, con la mano cómplice de muchos santurrones –incluida España- se enrumba a una demencial carrera armamentista. ¿Cuál es su costo en agenda, bienestar, desarrollo, inclusión, tranquilidad y posicionamiento mundial? A principios de semana era sólo una buena idea para nuestro artículo. Hoy es un tema plenamente consolidado en la agenda mediática mundial: América Latina, con la mano cómplice de muchos santurrones –incluida España- se enrumba a una demencial carrera armamentista. ¿Cuál es su costo en agenda, bienestar, desarrollo, inclusión, tranquilidad y posicionamiento mundial?

Aún hay dudas sobre la firmeza de la recuperación económica regional posterior a la crisis y la posibilidad de un desarrollo superior, y sucede que con la compra grosera de armas y toda su parafernalia asociada, lo que se refuerza es la recuperación de los demás. En la locura, mandan la geopolítica forajida de Chávez, la nomenklatura rusa y sus socios, el aparato industrial-militar americano, la derecha guerrerista colombiana, el oportunismo brasileño, la diplomacia amoral de Rodríguez Zalamero y Moratinos y el pragmatismo de Sarkozy. De ella ganan los amos de siempre y un nuevo club de irresponsables comisionistas y fabricantes.

Uno se pregunta por las responsabilidades éticas de gobiernos, instituciones y acuerdos supranacionales. ¿Qué dicen la Unión Europea, Estados Unidos de América y el Reino de los Países Bajos sobre las amenazas disuasivas chavistas a instalaciones y pueblos de Curazao, Aruba y Colombia? ¿Qué el resto de Sudamérica de la pretensión hegemónica de Brasil? ¿Qué los organismos de acción económica y social sobre los efectos perniciosos del gasto armamentista? ¿Lo incluye el nuevo FMI dentro de las “prácticas de buen gobierno”? ¿Seguirá la Europa comunitaria en su tímida “promoción” de “la democracia, la estabilidad y el bienestar allende sus fronteras”, tal como decepcionantemente expresado en la “Declaración de Berlín”, texto firmado por los 27 jefes de Estado y Gobierno comunitarios en el 50º aniversario de la firma del Tratado de Roma, para expresar los valores y objetivos de la UE?

Visto contextualmente el problema, en la perspectiva del esquivo desarrollo definitivo latinoamericano, tal como lo hemos planteado desde hace más de dos años (Ver: La Otra Apuesta Geopolítica de Europa, en nuestra desaparecida columna “Concierto Global” de www.hispalibertas.com), en vez de alimentar la guerra, deberíamos plantearnos un cese a la locura y, a cambio, un ensayo coordinado de creación “de muy precisos circuitos virtuosos de crecimiento económico e inclusión, sobre la base del reconocimiento del tipo de estrategia genérica porteriana aplicable en cada caso.

Se trata de pensar, sirvan como ejemplos, a zonas de las Antillas Neerlandesas, Venezuela, Colombia, República Dominicana y Haití o de la Guayana Francesa, Surinam, Guyana, Venezuela y Brasil como espacios económicos de programación conjunta, alrededor de actividades y proyectos de vocación global. Es pensar en las complementaciones económicas potenciales para la creación, en principio, de redes o complejos productivos que aprovechen ventajas comparativas para la exportación, economías de localización o externalidades diversas. Es plantearse, en cierta medida, unas “aglomeraciones territoriales competitivas” supranacionales.

(…) Aspiramos que el tímido deseo de «promoción» contenido en la “Declaración de Berlín” ceda paso a una decidida actuación proactiva para consolidar un mundo de libertades y desarrollo. Si “Hay muchas metas que no podemos alcanzar solos, pero sí juntos”, eso tendría que ver con el amplio espacio de la civilización occidental y no sólo con el exclusivo y estrecho espacio europeo. La completación del ciclo de civilización abierto con Colón, las responsabilidades históricas con los territorios coloniales; pero, también el aprovechamiento del tipo específico de oportunidades que se nos muestran o que identifiquemos, deben formar parte ineludible de la agenda europea”.

Una discusión conjunta amplia de los temas de la libertad, la democracia, la paz permanente, la estabilidad y el progreso sostenido es ineludible al mundo libre. Con responsabilidad. Sin mesías desquiciados manipulando “vientos de guerra”, el “lulismo” brasileño, zalameros y mediocres líderes europeos, herederos del oscurantismo ruso y dubitativos líderes norteamericanos. ¿El “estado de locura” es sólo de Chávez o es un problema generalizado?

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