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AMÉRICA EN FOCO

Corte en equilibrio

Haciendo gala de una mágica cintura, envidiada, seguramente, por los más encumbrados libra por libra, la Corte Internacional de Justicia de La Haya , cerró el histórico diferendo marítimo entre Chile y Perú tras un fallo considerado salomónico. Haciendo gala de una mágica cintura, envidiada, seguramente, por los más encumbrados libra por libra, la Corte Internacional de Justicia de La Haya , cerró el histórico diferendo marítimo entre Chile y Perú tras un fallo considerado salomónico.

La demanda ante La Haya fue presentada por el entonces presidente peruano Alan García en 2008. Según Lima, la frontera estaba mal trazada. Chile, por su parte, defendió que el límite fronterizo quedó fijado y acordado por ambos países en la Declaración de Santiago de 1952.

A sabiendas de la disputa marítima, viejos rencores despertaron en Perú. En la denominada Guerra del Pacífico (1879-1883) contra Chile (en la que también participó Bolivia), el país perdió varias provincias. Tras la derrota, Perú se quedó sin la extensión de mar que hoy reclama, mientras que Bolivia perdió su salida al mar.

La Paz siguió ayer con mucha atención el fallo de La Haya. El Gobierno de Evo Morales demandó en abril pasado a Chile ante la CIJ para obligarlo a negociar una salida al mar, tras haber perdido 400 kilómetros de costa en la guerra de 1879.

Tras el fallo apreciamos a peruanos con la satisfacción de ver parcialmente satisfecha su pretensión de aumentar su soberanía marítima. Como contrapartida, equilibrando la balanza, el dictamen traza una nueva frontera entre ambos países, otorgando a Chile una amplia y rica zona pesquera, en síntesis, el fallo cede a Perú una zona del Pacífico que estaba bajo control de Chile, aunque protegió los intereses económicos de las empresas pesqueras chilenas.

La disputa del viejo conflicto, que ocupó casi todo el siglo XX y lo que va del XXI, se resolvió después de que el Gobierno peruano reclamara hace seis años la intervención del máximo tribunal internacional. La sentencia, que es inapelable, confirma las fronteras reivindicadas por Chile, pero sólo hasta las 80 millas, concede a Perú más territorio marítimo del que atesoraba al momento (unos 22.000 kilómetros cuadrados), pero respeta la postura chilena de trazar la línea divisoria a partir del denominado Hito 1, que se extiende en paralelo desde la frontera terrestre. Aunque en lugar de 200 millas, como hasta ahora, sólo se prolongará 80. A partir de ahí, se fija una línea equidistante entre ambos países «en dirección oeste-sur» hasta alcanzar las 200 millas medidas desde la costa chilena.

Los chilenos lamentaron que no se respetaran los tratados de 1952 y 1954 que, según expusieron, fijaban ya las fronteras que incluían la extensión del paralelo al total de las 200 millas.

La introducción de la línea equidistante confiere a Perú una parte del territorio marítimo perteneciente en la actualidad a Chile, pero no la totalidad de los 38.000 kilómetros cuadrados de aguas reclamados. La sentencia no especifica las coordenadas precisas de la nueva frontera. «La Corte espera que sean determinadas [por Santiago y Lima].

La zona en disputa abarca 38.000 kilómetros cuadrados de mar en una zona que se extiende hasta el límite de la plataforma continental de cada país. Se trata de una de las zonas pesqueras más ricas del mundo, que aporta unos 200 millones de dólares anuales. La principal especie que se captura en esas aguas es la anchoveta, un tipo de anchoa utilizada para fabricar harina de pescado, que sirve de alimento de otras especies y para producir fertilizantes. Perú y Chile son los dos principales exportadores del mundo de harina de pescado.

La otra mirada de la situación actual nos lleva a hurgar más a fondo, si de números fríos platicamos, vale destacar que Chile es uno de los principales socios comerciales del Perú, ya que en el 2012 fue destinatario del 4,4 por ciento de las exportaciones peruanas, ubicándose en ese momento, como el sexto principal receptor de productos y servicios peruanos al exterior, solo por detrás de pesos pesados, como China, EEUU, Japón, Canadá y Suiza.

Un patrón similar observamos que se desarrolla entre enero y octubre del 2013. Si bien la mayor parte de las exportaciones peruanas a Chile son tradicionales -el 65% de los envíos a Chile en el 2012 fueron, por ejemplo, productos mineros, Chile importa una cantidad significativa de las exportaciones no tradicionales, por lo que soporta la diversificación de la estructura productiva del país y vuelve menos vulnerable al Perú que la volatilidad en los precios de los ‘commodities’ internacionales, lo expone.

A diferencia de lo que ocurre con Estados Unidos o China, estos vínculos comerciales entre ambos países no son unidireccionales. Esto es, Perú también es un socio importante para Chile. Así, tenemos que Perú expone un 2,55% de participación sobre las importaciones que realiza Chile, su relación trasciende los vínculos puramente comerciales. De por si, alrededor de 350 empresas chilenas operan en Perú, el monto acumulado de inversiones chilenas en el Perú asciende a 13.610 millones de dólares. De esta forma, Perú es el cuarto destino principal de inversión extranjera de capitales chilenos, esta inversión se concentra principalmente en el sector servicios. A nivel financiero, la creación del MILA (Mercado Integral Latinoamericano) refleja el potencial de las relaciones financieras entre el Perú y Chile.

Evidentemente, números a papel, se aprecia una sólida relación de dependencia más allá del comercio exterior entre ambos países; por lo que, sin duda alguna, un conflicto bilateral perjudicaría geométricamente sus economías. Si bien Chile tiene una economía más sólida y robusta, sin embargo ante la necesidad imperiosa de continuar en crecimiento no debe, ni puede, remotamente de prescindir del mercado peruano, con algo más de 29 millones de habitantes, mientras que Chile apenas supera los de 17 millones. Juegan a favor de esta realidad características similares entre ambos mercados y su proximidad geográfica permite obtener incontables facilidades para el comercio bilateral.

Es válido dejar en claro que el conflicto marítimo se ha llevado a cabo de manera independiente a las relaciones de negocio, por cuerdas separadas, situación en la cual coinciden analistas y políticos. La relación comercial, tan aceitada no se verá afectada sea cual fuese el fallo de la CIJ, para muestra vale un botón, desde el inicio de este proceso en el año 2009, el canal comercial se ha profundizado, mientras que las inversiones entre ambas naciones se han incrementado. Estimamos que este mesurado anclaje comercial es un factor demasiado apetecible para ambos, por lo que la paz la encontraremos a la vuelta de la esquina.

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