Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Tulsa

Tulsa

Hace casi un lustro, Miren Iza, llámenla Tulsa, puso fin a una etapa especialmente fructífera de su vida artística e hizo las maletas rumbo a Nueva York. Sus canciones, tan desgarradas como su voz, su guitarra acústica, y la vocación roquera de su banda, habían hecho de ella una nueva sensación. Hace casi un lustro, Miren Iza, llámenla Tulsa, puso fin a una etapa especialmente fructífera de su vida artística e hizo las maletas rumbo a Nueva York. Sus canciones, tan desgarradas como su voz, su guitarra acústica, y la vocación roquera de su banda, habían hecho de ella una nueva sensación del ‘indie’ hispano.

Se codeaba, con Enrique Bunbury, siempre atento al talento emergente, y con Christine Rosenvinge y era la niña mida de las ondas y las revistas especializadas. Y en plena efervescencia dijo adiós para hacer discretamente las maletas y, casi, desaparecer.

Ahora ha vuelto y los tiempos son otros, mandan los grupos masculinos de vocación épica y letras no siempre inteligibles. Esos llenan estadios, lo mismo que los bardos de voz dulce y cancionero romántico. Y ella llama a la puerta con su voz ronca y su lírica agridulce. ¿Habrá alguien al otro lado?

Pueden apostar a que sí. Hay algo dulce y turbio en esas letras desesperanzadas pero llenas de vitalidad y confianza en que un presente mejor construya un futuro nuevo. Aunque, como bien explica el título de su nuevo single, ‘Oda al Amor Efímero’, quizá ni dure eternamente, ni sea del todo perfecto.

Tampoco lo es este nuevo disco de Tulsa, titulado ‘La Calma Chicha’ que acaba de ser publicado. Pero si inquietante y adictivo. Lo mismo que la voz ronca y delicada de Miren. Y merece ser escuchado, a pesar de las distancias, y de que una sensibilidad más pop, y más electrónica, haya domesticado a la fiera del principio.

A la espera de oír, y ver, como suenan y lucen en directo estas nueve canciones, me permito recomendarles que incluyan este disco en su dieta sonora de estos inicios de 2015. Es bonito, araña y, entre capas de melancolía y dulzura triste, esconde un tesoro. La certeza de que siempre hay otra oportunidad de ser feliz.

Más información

Scroll al inicio