Las acciones de Repsol se han disparado más de un 4,5% después de que el Gobierno argentino haya negado que quiera nacionalizar su filial YPF. Las acciones de Repsol se han disparado más de un 4,5% después de que el Gobierno argentino haya negado que quiera nacionalizar su filial YPF.
el Ejecutivo de Cristina Fernández no quiere nacionalizar YPF y aspira a que la filial de Repsol eleve su producción de hidrocarburos, ha asegurado el jefe del gabinete del Ejecutivo, Juan Manuel Abal Medina. Estas declaraciones se producen pocas horas antes de la reunión de este miércoles del consejo de administración de YPF, en la que podría abordarse el reparto de dividendos para el presente ejercicio.
La cotización de Repsol YPF apenas se había resentido en los primeros compases de la negociación este miércoles de las amenazas que ayer vertía la agencia Fitch sobre su calificación crediticia. Los títulos de la petrolera se mantenían en plano e incluso tanteaban terreno positivo en la apertura de sesión.
La agencia Fitch Ratings apuntó ayer al cierre del mercado en un informe sobre la petrolera española que la intervención “cada vez más atrevida e impredecible” del Gobierno argentino podría “golpear con fuerza” la solidez financiera de Repsol, que en los últimos días ha visto como varias provincias del país latinoamericano le han retirado varias licencias de explotación.
La última en sumarse a esa tendencia de presión sobre la española ha sido Neuquén, con la retirada de la licencia para operar en dos áreas de su jurisdicción. Un movimiento similar al que ya realizaron en su día los gobernadores de Chubut y Santa Cruz y que se estudia en la región de Mendoza.
Actualmente, Fitch otorga a la deuda de Repsol YPF una calificación crediticia de ‘BBB+’ que sin embargo parece estar en revisión. Su rival estadounidense Moody’s ya efectuó este movimiento hace unas jornadas, al rebajar el ‘rating’ de la española de ‘Baa1’ a ‘Baa2’.
Ahora el principal caballo de batalla parece ser el dividendo de la marca argentina YPF. El Ejecutivo del país austral ha mostrado en repetidas ocasiones su oposición al reparto de este pago para que, en su lugar, se destine a más inversión en el país. A cuenta de 2010, la filial repartió un total de 600 millones de euros en este concepto y se teme que la cifra pueda caer a causa de la presión ejercida desde Buenos Aires.
A la espera de que se conozca cómo queda finalmente el reparto de dividendo, que en caso de suspenderse podría forzar a la española a provisionar el crédito que concedió a sus socios argentinos, la familia Eskenazi, para entrar en el capital de la empresa, tal como adelantó ayer este diario.
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