El consorcio liderado por la estatal brasileña Petrobras e integrado por otras cuatro multinacionales, entre las que se encuentran Total y Shell, se han hecho con la explotación del campo de Libra, el mayor yacimiento petrolífero hallado en el país, en una subasta rodeada por la polémica. El consorcio liderado por la estatal brasileña Petrobras e integrado por otras cuatro multinacionales, entre las que se encuentran Total y Shell, se han hecho con la explotación del campo de Libra, el mayor yacimiento petrolífero hallado en el país, en una subasta rodeada por la polémica.
Petrobras, la francesa Total, la anglo-holandesa Shell y las chinas China National Corporation y China National Offshore Oil Corporation se unieron para hacer una única puja, por el importe mínimo exigido por el Gobierno de Dilma Rousseff.
El consorcio vencedor entregará al Estado un 41,65% del petróleo excedente, es decir del que sobra una vez descontados los costos de producción. Supone el mínimo exigido en las reglas de la subasta, que es la primera realizada siguiendo el nuevo modelo de producción compartida, en vigor desde 2010, según informa Efe. Además, deberán pagar un canon de 5.000 millones de euros.
La subasta ha contado con la oposición de los trabajadores del sector, así como de los partidos políticos y las fuerzas de izquierdas del país latinoamericano, pues consideran que la licitación supone una “privatización” de la riqueza petrolera de Brasil. Por ello, los ciudadanos han protagonizado en los últimos días varias protestas contra la decisión del Gobierno.
Por su parte, Rousseff niega que la concesión de la explotación de esta reserva sea una privatización. “Por los resultados de la subasta, el 85% de toda la renta que va a ser producida en el campo de Libra va a pertenecer al Estado brasileño y a Petrobas. Eso es bien diferente a la privatización”, ha asegurado la mandataria.
