Tras más de seis meses de disputa con el Gobierno de Sebastián Piñera por una educación gratuita y de calidad, el movimiento estudiantil chileno ha decidido acudir a las Naciones Unidas para que intervenga con el objetivo destrabar el conflicto. Tras más de seis meses de disputa con el Gobierno de Sebastián Piñera por una educación gratuita y de calidad, el movimiento estudiantil chileno ha decidido acudir a las Naciones Unidas para que intervenga con el objetivo destrabar el conflicto.
El dirigente estudiantil, José Ancalao, ha señalado que esta decisión ha sido tomada ante «el poco compromiso y nula disposición que ha mostrado el gobierno para resolver este tema”.
Ancalao ha anunciado que esta petición se hará efectiva en noviembre, cuando de nuevo varios dirigentes del movimiento estudiantil viajen a Europa, tras una invitación de la ONU y el Parlamento francés.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de Chile, María José Hoffmann, ha cuestionado la petición de los estudiantes. «Nos parece lamentable que no se respeten las instituciones chilenas. Parece que están más interesados en seguir viajando», ha subrayado Hoffmann.
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Giorgio Jackson, ha señalado en declaraciones al diario La Tercera que el movimiento se desilusiona «vendrá uno mucho más violento en tres, cuatro, cinco años más». Además ha asegurado que el principal desafío del movimiento es «politizar a la gente» para que «los cambios se produzcan y la demanda sea sustentable en el tiempo».
En las últimas semanas, se han recrudecido los enfrentamientos entre policía y estudiantes chilenos. Ya son más 2.000 estudiantes los detenidos desde el inicio de las protestas.
