El que fuera el hombre más rico de Brasil, Eike Batista, se encuentra en pleno juicio acusado de usar información privilegiada. Tras un año de silencio, el magnate ha roto su silencio solo para crispar los ánimos, pues ha asegurado que para él será un duro golpe volver a la clase media. El que fuera el hombre más rico de Brasil, Eike Batista, se encuentra en pleno juicio acusado de usar información privilegiada. Tras un año de silencio, el magnate ha roto su silencio solo para crispar los ánimos, pues ha asegurado que para él será un duro golpe volver a la clase media.
Estos comentarios los ha hecho en el diario brasileño Folha de Sao Paulo el magnate que tuviera ingresos de 380.000 dólares mensuales. Con la intención de buscar simpatía entre sus compatriotas lo único que ha conseguido ha sido la indignación y la burla de los brasileños.
La diferencia entre el salario mínimo brasileños (menos de 300 dólares) y lo que cobraba el magnate es tan abismal que es lógico que estas palabras prendieran entre la auténtica clase media de Brasil, y no solo entre ellos, porque el juez responsable del caso no se ha tomado nada bien estas declaraciones. “Él no es un brasileño de clase media porque nadie de clase media gana cerca de un millón de reales”, se quejó Flavio Roberto de Souza.
Así las cosas, no es de extrañar que el asunto pinte mal para Batista, que de ser encontrado culpable podría enfrentarse en trece años de prisión, lo que lo convertiría en el primer empresario brasileño en cumplir una pena en prisión. Así lo han asegurado los medios latinoamericanos.
