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El presidente del Congreso intenta detener el juicio político a Dilma Rousseff

Dilma Rousseff, presidente de Brasil

A menos de 24 horas del juicio político a Dilma Rousseff en el Senado, la tensión entre ambas cámaras crece. Mientras que el presidente en funciones del Parlamento, Waldir Maranhão ha suspendido el impeachment, el jefe del Senado, Renán Calheiros, ha ordenado seguir adelante. A menos de 24 horas del juicio político a Dilma Rousseff en el Senado, la tensión entre ambas cámaras crece. Mientras que el presidente en funciones del Parlamento, Waldir Maranhão ha suspendido el impeachment, el jefe del Senado, Renán Calheiros, ha ordenado seguir adelante.

Estando así las cosas, muchos brasileños esperan que vuelva a tocarle al Tribunal Supremo decidir que ocurrirá con el proceso que podría saldarse con la salida de Rousseff del Ejecutivo durante 180 días. Cuando todo parecía apuntar a la salida de la política del Partido de los Trabajadores (PT), el caso da un vuelco inesperado.

Maranhão ha basado su decisión en ciertas irregularidades del proceso vivido en el Congreso el 17 de abril entre los que destaca el voto orientado de los líderes de los partidos. Lo mismo que el diputado oficialista Paulo Teixeira que ha pedido al Supremo Tribunal Federal (STF) que dé la votación por nula.

Aunque el presidente del Senado no se mueve de sus trece y tacha la decisión de su homólogo en el Congreso de “tontería antidemocrática” y pretende seguir adelante con el proceso que, según él mismo y como recoge el diario español El País, se encuentra en el Senado.

La situación es Brasil parece enredarse cada día más. El juicio político a la presidenta brasileña no deja de dar giros. La destitución de Eduardo Cunha como presidente de la cámara baja, las dudas sobre el vicepresidente Michel Temer y el escándalo de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) se vuelven recurrentes en un país que se enfrenta a su peor crisis.

En cualquier caso, ella ha seguido defendiendo su inocencia a capa y espada y su padre político, Luiz Inácio Lula da Silva, también en entredicho por su nombramiento como ministro de la Casa Civil (que aún está en el aire) ha condenado este proceso contra la mandataria. Según él es un “golpe de estado”.

Brasil se encuentra en una tesitura tremendamente complicada de cara a los Juegos Olímpicos de Río, que se celebrarán en la ciudad brasileña el próximo mes de agosto, a las obras que aún hay que terminar se une la pérdida de credibilidad que reporta un país donde el primer mandatario cuelga de un hilo.

Después de unas horas tensas, finalmente se ha decidido que el juicio político contra la mandataria brasileña sigue adelante.

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