El Gobierno de Brasil, que preside Lula da Silva, ha endurecido las limitaciones a la compra de tierras por parte de extranjeros, para proteger a su sector agropecuario, que considera clave para el desarrollo económico del país. Con la nueva normativa los extranjeros no podrán adquirir propiedades rurales con más de 50 módulos de explotación, áreas que varían entre 250 y 5.000 hectáreas dependiendo de la región. La decisión ha sido recibida con preocupación por parte de los inversores extranjeros. El Gobierno de Brasil, que preside Lula da Silva, ha endurecido las limitaciones a la compra de tierras por parte de extranjeros, para proteger a su sector agropecuario, que considera clave para el desarrollo económico del país. Con la nueva normativa los extranjeros no podrán adquirir propiedades rurales con más de 50 módulos de explotación, áreas que varían entre 250 y 5.000 hectáreas dependiendo de la región. La decisión no ha sido recibida con preocupación por parte de los inversores extranjeros.
La norma aprobada por el Ejecutivo también establece que la suma de las áreas adquiridas por las empresas bajo control extranjero no podrán superar el 25% del tamaño de cada municipio.
El jefe de la Abogacía General de la Unión, Luis Lucena Adams, ha asegurado en la prensa local que la normativa, que parte de un dictamen de los abogados del Estado, tiene como finalidad reglamentar el capital extranjero en sectores considerados como estratégicos, como la Constitución brasileña establece.
Según los portavoces del Gobierno, la reciente apreciación de los productos agrícolas, la escasez mundial de alimentos y la tendencia a un aumento del mercado de biocombustibles han convertido a la propiedad rural en un sector estratégico.
En Brasil está prohibido la venta de tierras a extranjeros o empresas domiciliadas en el exterior, por lo tanto las adquisiciones se hacían hasta ahora a través de firmas brasileñas controladas por inversores extranjeros.
En el año 1994 Brasil dejó de tener un registro sobre las tierras adquiridas por extranjeros y en la actualidad no existen cifras oficiales que permitan conocer la extensión de estas propiedades. A partir de ahora, con la nueva medida, cualquier compra de tierras por extranjeros tiene que ser informada a los gobiernos regionales y al federal.
Según fuentes gubernamentales, las restricciones no buscan excluir la participación foránea en la producción agropecuaria brasileña sino recuperar el control nacional sobre la propiedad de la tierra.
La medida no es retroactiva, por lo tanto las propiedades ya adquiridas por extranjeros serán respetadas.