Con un tejido empresarial dominado por micro, pequeñas y medianas empresas, la región encara un escenario de incertidumbre y fragmentación global que exige reglas claras, seguridad jurídica y una agenda de integración más ambiciosa. Casado llamó a reformar, no destruir, y a convertir a las organizaciones empresariales en catalizadores de inversión y de la internacionalización.
Casado subrayó que la fragmentación del comercio internacional hace imprescindible un multilateralismo eficaz y predecible para atraer inversión y recuperar dinamismo. El mensaje: reforzar marcos regulatorios, simplificar normativas y acelerar proyectos de infraestructura que reduzcan cuellos de botella.
Un compromiso estable y verificable con la inversión multiplica el efecto de arrastre sobre empleo y productividad
La hoja de ruta que defendió el secretario permanente del CEIB prioriza el impulso del capital humano, la transformación digital y la cooperación público-privada para proyectos tractores.
América Latina | Referencia comparada | |
---|---|---|
Peso de las mipymes en el tejido | 99% | — |
Empleo que concentran las mipymes | 67% | — |
Comercio intrarregional (2024) | 13% | Europa 66% • Asia 59% |
IED recibida (2024) | 188.962 millones de dólares | +7,1% interanual |
Las mipymes son el núcleo productivo y laboral de la región, pero solo una minoría exporta de forma regular. Persisten trabas: exceso regulatorio, trámites costosos, logística cara y acceso limitado a crédito competitivo. De ahí que CEIB y las patronales iberoamericanas pongan el foco en instrumentos financieros específicos, ventanillas únicas y estándares comunes que faciliten la internacionalización.
Reducir costes de cumplimiento y tiempos de despacho puede marcar la diferencia entre vender dentro o fuera de la región
El intercambio dentro de América Latina se mantiene en niveles bajos frente a otras regiones, lo que limita economías de escala y la creación de cadenas de valor. Mejorar conectividad, armonizar normas y facilitar certificaciones es clave para que más empresas —en especial mipymes— se conviertan en exportadoras regulares.
Un mercado regional más denso es el atajo para ganar productividad y resiliencia ante shocks externos
Casado reivindicó la función de CEIB y las organizaciones gremiales como puente entre empresas y administraciones: detectar barreras que frenan la inversión, acompañar a las mipymes en su expansión y proponer reformas que devuelvan tracción a la integración. Iniciativas como el Compromiso con la Inversión apuntan a remover obstáculos y alinear incentivos para que los proyectos crucen la puerta de salida.
La región tiene talento, base empresarial y oportunidades —energía, alimentos, servicios digitales, nearshoring—. El reto es convertirlas en exportaciones y empleo con reglas claras, infraestructura interoperable y una integración que deje de ser promesa. Es el momento de América Latina si la agenda de reformas se traduce en contratos, más comercio dentro de la región y una inversión que no solo llegue, sino que se quede.
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