Según explica la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en un reciente informe, el resultado se explica en buena medida por el rendimiento ofrecido por varias economías de la región, especialmente la brasileña.
Asimismo, también se ha observado un crecimiento de la inversión en áreas como el sector servicios. El crecimiento de esta inversión ha hecho, a su vez, que el peso de la misma en el Producto Interior Bruto (PIB) de la región crezca hasta un 4% del total.
Eso sí, el organismo económico de Naciones Unidas también apunta que la dinámica del año pasado es «congruente» con la recuperación posterior a la pandemia, por lo que «no es claro» que estos registros se mantengan en unos niveles similares en 2023.
El secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, ha puesto en valor los datos de 2022 durante la presentación del informe, pero ha subrayado la importancia de conseguir que el «reto» no pasa sólo por atraer y retener esta inversión extranjera, sino por maximizar la contribución de esta la desarrollo de los países.
«Para esto, los países deben poner atención a las políticas de desarrollo productivo post-establecimiento», ha explicado el alto funcionario de Naciones Unidas, para detallar que estas políticas hacen referencia, entre otros puntos, al fomento de las cadenas de valor, el desarrollo de recursos humanos, de infraestructura y logística y de construcción de capacidades locales.
CASI TODOS LOS PAÍSES CRECIERON EN INVERSIÓN
De hecho, del informe que ha presentado Cepal destaca precisamente el buen rendimiento de América Latina y el Caribe si se tiene en cuenta el panorama mundial. Y es que, mientras que a nivel mundial se redujeron los flujos de IED en un 12% hasta situarse en casi 1,3 billones de dólares (1,17 billones de euros), en casi todos los países de América Latina y el Caribe crecieron, acaparando la región algo más del 17% del total mundial.
De la inversión extranjera llegada a la región, Brasil captó el 41% del total regional, lo que le otorgó además el título de quinto destino de la IED mundial. Le siguió México, con un 17%; Chile (9%), Colombia (8%), Argentina (7%) y Perú (5%).
Ya en Centroamérica, Costa Rica fue el principal receptor de inversión extranjera directa, mientras que en Guatemala estos flujos registraron una caída significativa debido a un valor extraordinario en 2021. No obstante, dice Cepal, los datos guatemaltecos volvieron a su promedio histórico.
Por su parte, la variación de las entradas de IED también fue positiva en el Caribe, impulsada principalmente por mayores inversiones en República Dominicana, que fue el segundo país receptor después de Guyana, país ‘dopado’ de inversión por sus recientes descubrimientos de yacimientos petroleros.
EL SECTOR SERVICIOS ACAPARA MÁS DE LA MITAD DE INVERSIÓN
En lo que a sectores se refiere y en clave regional, un 54% de la inversión ingresó al sector de servicios, aunque repuntaron tanto el sector manufacturero como el de recursos naturales. Las inversiones en servicios financieros; electricidad, gas y agua; información y comunicaciones; y servicios relacionados con el transporte tuvieron la mayor participación en el rubro de servicios.
Del lado de los inversores, fueron Estados Unidos, con un 38% del total, y la Unión Europea, con un 17% –excluyendo a Países Bajos y Luxemburgo); los principales emisores de inversión a la región. Eso sí, la región latinoamericana también impulsó sus inversiones hacia otros territorios.
De este modo, en 2022, el monto invertido en el extranjero por empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, alcanzó niveles históricos: 74.677 millones de dólares (67.948 millones de euros), siendo la cifra más alta registrada desde que se comenzó a compilar esta serie en los años noventa.
TRANSICIÓN ECOLÓGICA, UN MOTOR DE CRECIMIENTO
En su informe, Cepal también analiza el papel de las energías renovables en la economía de la región y cómo la transición energética puede impulsar el crecimiento económica en el continente.
De hecho, la institución señala que esta transición puede convertirse en un «gran motor» de la transformación productiva de la región, por lo que recomienda a países priorizar su implantación en el marco de sus políticas y agendas de desarrollo productivo.
Sobre todo teniendo en cuenta que el porcentaje de la capacidad instalada de energía renovable de América Latina y el Caribe es superior al promedio mundial, y la matriz de generación eléctrica es una de las más limpias del mundo.
En este plano, ante un incremento de la oferta de energía renovable, la región podría convertirse en «origen de la producción de bienes que hoy en día se producen en países con matrices relativamente menos limpias». No obstante, el organismo también advierte que en esta transición se debe considerar la importancia que todavía tiene el sector de energías no renovables para algunos países de la región.
Por esto, Cepal concluye que los países de América Latina y el Caribe deben mejorar el diseño de las políticas de atracción de inversiones y fortalecer sus capacidades institucionales en esta área.