A pocas horas de que más de siete millones de bolivianos acudan a las urnas para elegir al presidente, vicepresidente y Parlamento del periodo 2025-2030, el clima político se tensiona. Mientras el Gobierno de Luis Arce refuerza la seguridad con planes de contingencia, Morales insiste en su llamado a votar nulo y acusa al Ejecutivo y a la «derecha» de manipular el proceso.
Ríos alerta de planes para boicotear las elecciones
El ministro de Gobierno, Roberto Ríos, aseguró que existen «reportes de inteligencia» de la Policía que señalan a grupos identificados con Morales como responsables de posibles intentos de convulsión social.
«No podemos permitir que estas personas atenten contra la seguridad en nuestro país, pero además contra el derecho político de los ciudadanos que es elegir a nuestras autoridades mediante el voto», afirmó.
Según el ministro, se desplegarán más efectivos policiales en distintas regiones, con el objetivo de garantizar la jornada electoral.
El Gobierno boliviano asegura que aplicará planes de contingencia para impedir actos de sabotaje
La estrategia de Morales: el voto nulo
El expresidente, que gobernó entre 2006 y 2019, llamó a sus seguidores a emitir un voto nulo en protesta contra el Gobierno y la oposición. Inhabilitado constitucionalmente y sin partido político, Morales rompió con el Movimiento al Socialismo (MAS) tras perder el liderazgo del mismo.
«Votar nulo es rechazar a la derecha y al Gobierno de Arce», dijo en declaraciones recientes.
Evo Morales mantiene un pulso con Arce y acusa al Gobierno de favorecer a la derecha
Crisis económica y tensiones internas en el MAS
Las elecciones se celebran en medio de una dura crisis económica, marcada por la escasez de dólares, el aumento de la inflación y la falta de combustibles. El modelo económico del MAS recibe fuertes críticas tanto de la oposición como de sectores sociales que acusan al Gobierno de fracaso en la gestión.
Además, el distanciamiento entre Morales y Arce ha fragmentado al oficialismo. La pugna por la candidatura presidencial del MAS evidenció una fractura que podría reflejarse en las urnas.
