Donald Trump

Donald Trump y América Latina, entre el dominio y el desdén

Los primeros anuncios hechos por Trump tras asumir su segundo mandato claramente representan un renacimiento de la Doctrina Monroe.

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El regreso de Donald Trump a la presidencia de EEUU supone la consolidación de la Doctrina Monroe para reafirmar la hegemonía estadounidense en el hemisferio, según algunos analistas, aunque otros sostienen que América Latina será totalmente marginal en la mira de la nueva administración.

Para el analista internacional Aníbal García Fernández, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), los primeros anuncios hechos por Trump tras asumir su segundo mandato claramente representan un renacimiento de la Doctrina Monroe.

Así se conoce principio de la política exterior estadounidense adoptado por el presidente James Monroe (1817-1825) y sintetizado en la frase «América para los americanos», que procuraba consolidar la hegemonía de Washington en el continente y evitar la presencia o influencia de potencias extrahemisféricas.

«Desde (Ronald) Reagan (1981-1989), tanto demócratas como republicanos han seguido una línea conservadora que preserva esta doctrina», dijo a la Agencia Sputnik. Para el experto, la política exterior de Trump mantiene la visión de América Latina como un espacio clave para los intereses estratégicos de EEUU, especialmente por su riqueza en recursos y proximidad geográfica.

Por su parte, Lester Cabrera, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad San Francisco de Quito, consideró, en diálogo con la Agencia Sputnik, que Trump impulsa en realidad una «actualización estratégica» de la Doctrina Monroe, adaptada a las complejidades del siglo XXI.

«Trump busca restaurar el estatus de EEUU como líder indiscutible en el continente, pero no de la manera clásica de la Doctrina Monroe. Hoy, el escenario global es más complejo, con actores como China ejerciendo una creciente influencia en América Latina», explicó Cabrera, quien es doctor en estudios internacionales.

«DONROE»

Varios medios internacionales ya hablan de la Doctrina «Donroe», jugando con el nombre de pila de Trump para aludir a su filosofía política, que pone a la seguridad y la economía de EEUU como máximas prioridades, dejando de lado el multilateralismo y apostando al proteccionismo.

En su asunción, Trump firmó una orden ejecutiva para restablecer «los nombres que hacen honor a la grandeza de EEUU»; uno de los puntos del decreto establece un plazo de 30 días para cambiar el nombre del golfo de México al de «golfo de EEUU».

Además, dijo que su país necesita Groenlandia para la seguridad internacional.

Por otro lado, dijo que su administración probablemente impondrá aranceles del 25 por ciento a México y Canadá en febrero.

También insistió que su Gobierno va a «recuperar» el Canal de Panamá ya que consideró que actualmente está en los hechos bajo el control de China.

«UN CAMBIO IMPORTANTE»

A pesar de las coincidencias de García Fernández y Cabrera, la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo, Regiane Nitsch Bressan, manifestó una opinión diferente.

Bressan consideró, en una entrevista con la Agencia Sputnik, que la asunción de Trump representa un «cambio importante» en la relación con Brasil y con América Latina; además, dijo que existe una «diferencia importante» con la Doctrina Monroe, ya que la analista no observa «políticas sólidas» por parte del mandatario republicano para imponer la hegemonía de EEUU en la región.

La analista subrayó que América Latina no será una prioridad en la agenda de EEUU y que el interés del país norteamericano solo estará centrado en frenar la migración.

Además, advirtió que esta falta de interés de EEUU podría abrir espacio para que China consolide su influencia en países como Venezuela y Nicaragua. «El vacío dejado por EEUU será aprovechado por Pekín, que ya tiene presencia estratégica en la región», destacó.

UNA «CONSTANTE»

En tanto, García Fernández opinó que la postura de Trump no es novedosa, sino que va en la línea del «ciclo conservador» en EEUU de las últimas décadas, guiado por los intereses de las élites económicas y que ha prevalecido en varias administraciones, tanto demócratas como republicanas.

A pesar de los cambios de retórica por parte de Trump, las políticas más estrictas sobre migración, el control sobre el narcotráfico y el enfoque unilateral hacia la política exterior, especialmente con respecto a América Latina, han sido una constante, sostuvo.

Puso como ejemplo de esta continuidad la política migratoria, que Trump intensificó durante su mandato y que fue seguida en gran medida por Joe Biden (2021-2025).

García recordó que medidas como el Título 42 (que permitió la expulsión de inmigrantes arguyendo riesgos sanitarios) ya estaban en vigor desde administraciones anteriores, como la de George W. Bush (2001-2009), y continúan siendo «relevantes».

MATICES

A diferencia del pasado, donde la hegemonía estadounidense se imponía de manera directa, la estrategia de Trump se basa en «relaciones bilaterales» y un «discurso beligerante» que no siempre se traduce en acciones inmediatas, opinó Cabrera.

«Su enfoque es más bien una aproximación indirecta, donde prioriza la economía y la seguridad, sin recurrir a anexiones territoriales o intervenciones militares abiertas», aclaró.

Con respecto a Latinoamérica, Trump buscará negociar con México, Panamá, El Salvador, Guatemala y Brasil para contrarrestar la influencia de China, especialmente en puntos estratégicos como el Canal de Panamá, afirmó.

«Trump no es especialmente cercano a los organismos multilaterales. Ya se demostró justamente con la decisión de sacar a EEUU del Acuerdo de París (contra el cambio climático) y también de la Organización Mundial de la Salud. Pero eso no significa que justamente Trump no crea en los mecanismos de negociación. Se evidencia que él prefiere las negociaciones bilaterales, porque así tiene un mayor grado de autonomía y capacidad para negociar», añadió.

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