«Hay una falta de flexibilidad de ellos de entender que aún tenemos que crecer, de que tenemos un deseo de industrializarnos y que sólo necesitamos que ellos compren alguna cosa nuestra con algún valor agregado», dijo en su discurso inicial en la reunión del Mercosur que se celebra en Río de Janeiro.
Las negociaciones entre el Mercosur y la UE se prolongaron más de 20 años, y aunque en 2019 se llegó a un acuerdo con un primer borrador, no ha sido ratificado por todos los países involucrados.
Lula aseguró que se esforzó en cerrar el acuerdo bajo la presidencia brasileña del Mercosur (que termina en esta cumbre) y que incluso había invitado al jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez (que ostenta la presidencia del Consejo Europeo) y a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, para que viajaran a Río para una firma «majestuosa» del acuerdo.
En los últimos días, no obstante, el presidente francés, Emmanuel Macron, fue muy crítico con el acuerdo y se mostró abiertamente contrario en adoptarlo en las actuales circunstancias.
Lula lamentó esa postura y la atribuyó al proteccionismo de los franceses, que en su opinión es uno de los principales obstáculos para llegar a un acuerdo.
«Todos ellos son proteccionistas al tratarse de sus productos agrícolas y no tienen en cuenta que nosotros tenemos derechos…», criticó el mandatario brasileño.
Lula también dijo que la redacción del texto pactada durante el gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2022) era «inaceptable» porque limitaba los proyectos de reindustrialización de Sudamérica.
«Nos trataba como si fuésemos países inferiores, como países colonizados», criticó Lula, que ve esa primera versión como una «falta de respeto».
Después se fueron limando aspectos y mejorando algunos puntos, pero no se solventaron dos obstáculos importantes: la demanda de los países europeos de que sus empresas puedan participar en las licitaciones de compras gubernamentales y las exigencias en materia ambiental.
En el primer caso, Lula argumenta que conceder esa apertura perjudicaría la industria brasileña y en el segundo, se mostró contrario a tener que rendir cuentas a terceros porque considera que la política ambiental brasileña ya ofrece bastantes garantías.
«Nosotros tratamos la cuestión ambiental con mucha seriedad», dijo Lula, que remarcó su compromiso de que Brasil alcance la deforestación cero en el año 2030.
Ante la falta de un acuerdo entre el Mercosur y la UE, la cumbre de Río de Janeiro estará marcada por el acuerdo comercial con Singapur y por la formalización de la entrada de Bolivia en el bloque suramericano.
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