A lo largo de su dilatada carrera, Amancio Prada ha sido siempre fiel a un estilo muy definido que, a pesar de haber evolucionado con el tiempo, se mantiene ahora mismo en unas coordenadas muy similares a las de sus inicios. A lo largo de su dilatada carrera, Amancio Prada ha sido siempre fiel a un estilo muy definido que, a pesar de haber evolucionado con el tiempo, se mantiene ahora mismo en unas coordenadas muy similares a las de sus inicios.
Prada se sigue nutriendo de los textos de los poetas que ama, Rosalía Castro, García Lorca o Jorge Manrique, entre otros, para elaborar con ellos, temas delicados y sutiles, gracias a su capacidad para inventar melodías sencillas, pero redondas.
Su último disco, La Voz Descalza, que también configura el espectáculo que presenta estos días con guión de Juan Carlos Mestre, aúna poesías de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, musicadas por el mismo.
Prada se presenta sin grupo. Acompañado sólo por su guitarra y armado, por supuesto, de esa voz personal e intransferible que le ha granjeado el favor de un nutrido grupo de seguidores que jamás le han perdido la pista.
No es, desde luego, Amancio Prada un artista para todos los públicos o todos los momentos. Ni lo ha pretendido nunca. Y, aunque pocas veces haya conseguido que su trabajo coincida con las modas del momento, eso no le ha impedido seguir trabajando.
Y hasta tener algo parecido a un éxito popular masivo, con su la fantástica canción que construyó alrededor del poema ‘Libre te quiero’ de Agustín Garcia Calvo, que aún le identifica entre los no iniciados.
