El movimiento estudiantil de Chile no descansa, y para demostrar que siguen en pie de guerra, ayer volvieron a tomar las calles de Santiago, donde miles de ellos se reunieron para mostrar su desacuerdo con la nueva reforma educativa. El movimiento estudiantil de Chile no descansa, y para demostrar que siguen en pie de guerra, ayer volvieron a tomar las calles de Santiago, donde miles de ellos se reunieron para mostrar su desacuerdo con la nueva reforma educativa.
Los estudiantes que se han trasladado hasta la calle para seguir ejerciendo presión han aprovechado la oportunidad para pedirle a la presidenta chilena, Michelle Bachelet, que incluya las demandas del grupo en su reforma educativa.
Takuri Tapia, el presidente de los estudiantes de la Universidad de Santiago, ha señalado (sobre la ausencia de los estudiantes de Secundaria y de la Universidad Católica) que en la movilización “están los que creen que se debe construir un proyecto educativo transformador”.
Por su parte, Jorge Muñoz, representante de los trabajadores de Educación la asegurado a la AFP que lo que realmente desean es “una educación democrática, estatal, participativa, y que realmente se considere a las bases en la toma de decisiones”.
Según los organizadores, fueron 6.000 los estudiantes que se reunieron para pedir lo que, en su opinión, es una educación apropiada. Apostaron por caminar de modo pacífico al son de tambores y trompetas llegando pancartas y pidiendo educación gratuita.
Fue todo tranquilo hasta el final de la movilización, cuando intentaron bloquear la circulación de vehículos y fueron expulsados por las fuerzas del Estado con carros que lanzaban agua.
Igualmente, hubo algunos destrozos en algunas tiendas de la zona, aunque los manifestantes fueron pronto disipados por la policía. Tras abandonar la mesa de diálogo con el Gobierno en agosto, los estudiantes siguen con sus movilizaciones.
La reforma educativa tiene como fin cambiar el actual sistema educativo chileno, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet y que pretende recaudar 8.300 millones de dólares al año.
