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La aparente mala relación entre los dos países esconde la necesidad de entenderse

Venezuela, EEUU y el petróleo

La mala relación entre el Gobierno de Hugo Chávez y las diferentes administraciones estadounidenses es patente y puede comprobarse casi a diario. Como si de una renovada Guerra Fría se tratara, ambos países se lanzan reproches y advertencias que no suelen pasar de ahí. Sin embargo, en ocasiones las palabras dejan paso a los hechos. Esta semana PDVSA, la petrolera estatal venezolana, anunciaba que dejará de invertir en el gigante estadounidense. La mala relación entre el Gobierno de Hugo Chávez y las diferentes administraciones estadounidenses es patente y puede comprobarse casi a diario. Como si de una renovada Guerra Fría se tratara, ambos países se lanzan reproches y advertencias que no suelen pasar de ahí. Sin embargo, en ocasiones las palabras dejan paso a los hechos. Esta semana PDVSA, la petrolera estatal venezolana, anunciaba que dejará de invertir en el gigante norteamericano.

La historia de odios entre EEUU y Venezuela en lo petrolero está impregnada de un sinnúmero de enfrentamientos. Si echamos la vista atrás, al momento en el que el presidente venezolano decidió nacionalizar la petrolera ahora estatal, PDVSA, comienzan a fraguarse problemas que todavía hoy colean.

El culebrón que enfrenta a Chávez con Exxon Mobile se cobró esta semana un nuevo capítulo. El mandatario bolivariano ofreció a la compañía estadounidense 1.000 millones de dólares por los activos que expropió en 2007, mientras que la empresa le exige más de 20.000 millones. Exxon, la mayor petrolera del mundo, lleva años batallando junto con la canadiense Conoco Philips para obtener una indemnización, pero el gobierno chavista no aceptará nunca sus pretensiones.

Los intereses de las petroleras y las multinacionales de su país son, sin lugar a dudas, una gran preocupación para EEUU. Tal vez por la actitud agresiva que muestra el mandatario venezolano contra ellas, cuando no la violencia verbal contra la propia nación estadounidense, han favorecido las rencillas en el sentido contrario.

El pasado 25 de mayo se daban a conocer una serie de sanciones que el Departamento del Tesoro de EEUU imponía a PDVSA. Lo hacía en respuesta a la venta crudo, por parte de la petrolera estatal venezolana, a Irán, país sobre el que pesa un bloqueo internacional pero que es aliado del gobierno chavista. Chávez respondía a las multas, en Twitter, con la siguiente frase “Sanciones contra la Patria de Bolívar? Impuestas por el gobierno imperialista gringo? Pues: Bienvenidas Mr. Obama! No Olvide Q Somos Los Hijos De Bolivar!”.

Tal vez en respuesta a estas sanciones, a modo de venganza, Petróleos de Venezuela anunciaba esta semana que no realizará más inversiones en EEUU, en mitad de los rumores sobre la gravedad del cáncer que Chávez padece. «No vamos a hacer inversiones en Estados Unidos, esa es una decisión política», afirmaba Jesús Luongo, gerente general del Centro de Refinación Paraguaná de la estatal petrolera. A su vez, reconocía que «esa es una decisión del presidente de la República, Hugo Chávez, no vamos a invertir más allí».

Los casos mencionados ilustran esta especie de Guerra Fría que se vive entre los dos países. Sin embargo, que nadie se lleve a engaño, las cosas no son tal y como aparentan. No en vano, una petrolera estadounidense, Chevron, por medio de su presidente para América Latina y África, Ali Moshiri, reconocía en el mismo evento en el hablaba Luongo su intención de desarrollar entre 6 y 10 programas en Venezuela que deberá llevar a cabo conjuntamente con PVSA en régimen de socio minorista.

Moshiri no tuvo reparos en asegurar que «Venezuela es única en recursos (…) bendecida por Dios y la naturaleza», por lo que consideró que es un destino lógico para invertir. Sin duda lo es. En su territorio se encuentran las mayores reservas de petróleo del mundo, un dato ratificado recientemente por la OPEP, lo que lo convierte en un preciado paraje para las inversiones.

Pero, además del interés de Chevron, que defiende sus beneficios como empresa, habría que tener en cuenta otro detalle, sin duda clave, para entender la relación de dependencia entre los dos países. Venezuela exporta aproximadamente el 60% de su producción petrolera a Estados Unidos.

Por si fuera poco, Venezuela cuenta con Citgo (propiedad de Pdvsa en EEUU) y otras refinerías aptas para adquirir y procesar el petróleo Venezolano con contratos a largo plazo, otorgando así una exportación de crudo sin tener que incurrir en grandes descuentos para sus compradores ya que el crudo que se exporta a USA en su mayoría es pesado .

Son, en definitiva, dos países obligados a entenderse pese a que Chávez no lo desee y algunos congresistas de EEUU no lo quieran entender.

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