Islandia es un ejemplo a seguir para muchas personas en Europa. Tres años después de sucumbir a una crisis financiera brutal (que luego se trasladaría a Europa), hoy la pequeña isla del Atlántico ha logrado recuperar la confianza de los mercados sin apenas imponer medidas de austeridad como las que busca y exige Angela Merkel, la canciller de Alemania, para la zona del euro. Islandia es un ejemplo a seguir para muchas personas en Europa. Tres años después de sucumbir a una crisis financiera brutal (que luego se trasladaría a Europa), hoy la pequeña isla del Atlántico ha logrado recuperar la confianza de los mercados sin apenas imponer medidas de austeridad como las que busca y exige Angela Merkel, la canciller de Alemania, para la zona del euro.
Aunque Merkel dice que la única salida de la crisis pasa por apretarse el cinturón, Islandia ha demostrado que no es así. Salvo una subida de impuestos poco después de que sus tres grandes bancos quebrasen en 2008, apenas se han aprobado sanciones sociales. Es más; la ciudadanía pudo acudir a un referéndum a votar para rechazar asumir la deuda de esas entidades.
Sí es cierto que el país ha estado sujeto a estrictos controles financieros, y que ha tenido que acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI). También que ha perdido un porcentaje sustancial de su Producto Interior Bruto (PIB). Pero su mayor apuesta ha sido por la economía expansiva: tratar de recuperar consumidores.
Así es como lo ve, por ejemplo, la agencia de calificación estadounidense Standard & Poor´s, que ayer decidió subir la perspectiva del rating islandés (BBB-) de negativo hasta estable en un período en el que los países europeos sólo ven en estas calificadoras la amenaza de rebajas y reducciones.
S&P destaca que tanto la balanza comercial de mercancías como las cuentas corrientes están generando superávit, apoyadas en un crecimiento interanual del 20% de las exportaciones. Asimismo, señala que, en el actual contexto de controles a la convertibilidad de capitales, estos superávit y los recientes créditos exteriores han permitido al banco central islandés acumular reservas equivalentes a casi el 50% del PIB islandés en términos brutos.
«Prevemos que el PIB de Islandia crecerá en 2011, tras experimentar una contracción superior al 10% entre los años 2009 y 2010», señala la agencia, que espera que a medio plazo la economía islandesa se vea impulsada por las inversiones previstas en proyectos para el uso intensivo de la energía y el sector exportador. De hecho, según el FMI, Islandia crecerá este año y el próximo un 2,5%, una expansión muy superior a la prevista para otras economías desarrolladas de Europa.
Los bonos a diez años de la isla atlántica han pasado a cotizar a un interés del 6,57% en los mercados secundarios. El pasado día 17 de noviembre, la rentabilidad del bono era del 6,59%. En la subasta del 26 de octubre fue colocado a un rendimiento del 7,25%.
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