La primera semana de mayo de 2010 tiene ya su sitio en la historia de las grandes catástrofes financieras que han golpeado al mundo. Los problemas de Grecia, el colapso de Wall Street y el extraño resultado de las elecciones británicas, entre otros acontecimientos, han configurado un cocktail explosivo, cuya onda expansiva también ha llegado a América Latina. Sin embargo, los analistas consultados por Americaeconomica.com creen que la tendencia no se extenderá más tiempo en los grandes países del subcontinente, como Brasil, porque son economías fuertes con buenas perspectivas de crecimiento y pueden resistir el ataque. Eso sí, siempre que el terremoto no se prolongue más allá de lo razonable. La primera semana de mayo de 2010 tiene ya su sitio en la historia de las grandes catástrofes financieras que han golpeado al mundo. Los problemas de Grecia, el colapso de Wall Street y el extraño resultado de las elecciones británicas, entre otros acontecimientos, han configurado un cocktail explosivo, cuya onda expansiva también ha llegado a América Latina. Sin embargo, los analistas consultados por Americaeconomica.com creen que la tendencia no se extenderá más tiempo en los grandes países del subcontinente, como Brasil, porque son economías fuertes con buenas perspectivas de crecimiento y pueden resistir el ataque. Eso sí, siempre que el terremoto no se prolongue más allá de lo razonable.
En cualquier caso, esta semana las bolsas regionales han sufrido su peor golpe en 18 meses. Argentina, la más castigada ha perdido más de un 12%, Sao Paulo un 6%, el índice IPC mexicano un 4% y la Bolsa de Chile, la más resistente entre los mercados de referencia un 2,5%. También las divisas del subcontinente acusaron el golpe con un retroceso medio frente al dólare estadounidense del 5%.
Pero las últimas previsiones sobre el crecimiento económico para América Latina invitan al optimismo. Los expertos esperan que el subcontinente muestre un tono vigoroso este mismo año con un crecimiento del PIB cercano al 2,9% que se elevará por encima del 4% el próximo año.
Por eso, algunos expertos apuestan porque los ‘blue chips’ regionales, como Petrobras o América Móvil, sortearán las dificultades y, en cualquier caso, su evolución bajista parecería estar más relacionada con su madurez como valores bursátiles, títulos para los que siempre hay comprador si se requiere liquidez , o con los males que afectan a la deuda griega que con la volatilidad exhibida estos días por la bolsa y las divisas latinoamericanos.
Julián Siri, analista de MaxInver Consultores asegura que las bolsas regionales han sufrido por un simple problema de neviosismo desatado en los inversores y culpa a las tecnologías del mercado de haber aumentado el problema tras el ‘incidente’ del jueves en Wall Street. La negociación en las plazas financieras reguladas no debería aumentar la incertidumbre.
Siri habla de un momento de exacerbada irracionalidad en el que se vende por vender y no se sigue una línea lógica. Por eso cree que la tranquilidad deberá regresar, y con ella las ventas volverán a concentrarse en los activos de poco riesgo que se adquieren ahora y volverá a buscarse la rentabilidad.
Una opiníón que comparten otros expertos, que señalan especialmente al oro como el ejemplo más obvio de esta tendencia. En los últimos treinta años este metal precioso no ha sido una buena inversión, explica, lo que ocurre es que quizá pueda aprovecharse la tendencia alcista del corto plazo en momentos como el actual, pero en cuanto se calmen los mercados el precio de la onza, situado ahora en el entorno de los 1.200 dólares, las cifras más altas desde diciembre del pasado año.
Y si bien la tradicional función del oro como valor refugio no resulta sorprendente, sí lo es que algunos bonos soberanos regionales a diez años, emitidos en dólares se hayan constituido en plena turbulencia en sitios seguros.
Ni la crisis económica mundial, ni el devastador terremoto sufrido recientemente por el país andino han conseguido destruir, aparentemente, la confianza que los mercados mundiales tienen depositada en Chile. En las últimas semanas, el interés que proporcionan los bonos de su deuda soberana se sitúa por debajo, incluso, del bund alemán.
En la actualidad, se utiliza como referencia un bono que tiene como fecha de vencimiento enero de 2013 y cuyo cupón es de 5,5%. Su precio se mueve en el entorno de 108,7% del nominal, lo que supone una rentabilidad asociada, que se mueve de manera inversa al precio, del 1,93%. El bono alemán, por ejemplo, se situaba en el 2,8%, al cierre de la presente edición.
Según George Morgenstern, analista de HSBC para América Latina, la causa de este fenómeno radica en que Chile apenas emite deuda. “Desde hace siete años, el país se ha retirado de los mercados globales y, a efectos prácticos, es más acreedor que deudor”.
En declaraciones a Americaeconomica.com, Morgensten, aseguró que esto, a su vez, es producto de una estricta regla fiscal que establecía que el superávit que la nación obtuvo durante muchos años gracias a los altos precios del cobre tenía que destinarse a reducir la deuda y capitalizar el Banco Central.
Finalmente, recalcó que “el hecho de que los chilenos no suelan plantearse invertir en el exterior proviene de que el país tiene el déficit en pesos, su moneda local, mientras que acumula un gran superávit en dólares”. Eso, según él, se debería “la reticencia a invertir en el exterior, porque significaría traer más dólares a Chile”, y el nuevo Gobierno de Piñera “no quiere vaivenes en los equilibrios de su mercado de divisas, sobre todo con el precio del dólar”.