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Las elecciones presidenciales, el 7 de octubre de 2012, podrían cambiar la cara del país

La Venezuela de dentro de un año

Cuando uno le pregunta a un venezolano: que espera de las elecciones que se celebrarán el próximo 7 de octubre de 2012, las respuestas sólo pueden ser dos. La oposición, unida bajo el único sello de la Mesa de Unidad Democrática, sueña con terminar con la era Chávez. Mientras tanto, los chavistas, anhelan mantener el poder para profundizar en la llamada Revolución Bolivariana. Pero, gane uno u otro, ¿Qué cambiará en Venezuela? Cuando uno le pregunta a un venezolano: que espera de las elecciones que se celebrarán el próximo 7 de octubre de 2012, las respuestas sólo pueden ser dos. La oposición, unida bajo el único sello de la Mesa de Unidad Democrática, sueña con terminar con la era Chávez. Mientras tanto, los chavistas, anhelan mantener el poder para profundizar en la llamada Revolución Bolivariana. Pero, gane uno u otro, ¿Qué cambiará en Venezuela?

El modo en que vive el país, completamente dividido en estos dos frentes, refleja a su vez otra realidad palpable. Existen dos ideologías de carácter dialectico de entender la organización de un Estado, un enfrentamiento difunto hace ya tiempo en Europa y Estados Unidos que, sin embargo, América Latina se ha encargado de hacer perdurar.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, ha establecido un sistema vinculado a la manera de entender esa organización que se maneja en los países comunistas. Si bien es cierto que la democracia, con sus dificultades, sigue vigente en el país, los 12 años de gobierno chavista han ido moldeando las instituciones hasta ponerlas al servicio del propio ejecutivo. El economista Santiago Guevara considera que “el Gobierno aprobó una Constitución, con elementos válidos de democracia participativa, pero ha secuestrado a todas las instancias del país, por la vía de la imposición”, algo que, en el juego democrático, solo puede lograrse de una única manera.

Chávez ha logrado, en las elecciones vencidas hasta ahora, sendas mayoría absolutas. En manos de un demócrata convencido, con un respeto claro a las instituciones, puede suponer un problema. Sin embargo, pese a que el líder bolivariano ha utilizado la democracia para legitimar sus acciones (ha sido elegido por el pueblo, el pueblo lo quiere), en sus manos, esas mayorías parlamentarias se han convertido en una forma de dictadura en la que todo se justifica.

En lo económico, las nacionalizaciones, que no habrían sido posibles sin esa mayoría parlamentaria, son una herramienta de chantaje hacia el empresariado del país. Es famosa en todo el mundo su célebre expresión de “exprópiese”, que le han granjeado no pocos fans entre los asiduos a Youtube. El control de los bancos, sobre los que siempre pende la amenaza de una nacionalización, o sobre la industria alimenticia, con el nombre propio de la familia Mendoza como víctima siempre posible, es un ejercicio en la agenda del presidente. Las amenazas se repiten periódicamente.

Controlados, por lo tanto, los sistema económico, político y judicial, el mandatario ha creado una red de presión contra los medios de comunicación, que practican la crítica contra el gobierno, pero con el cuidado sumo que cualquier condenado debe tener si no quiere ser decapitado antes de tiempo. En este contexto, la oposición venezolano parece no tener otra opción que refugiarse en los medios internacionales y en herramientas de comunicación como el Twitter, donde el mandatario venezolano aun no ha podido meter mano.

Pero ¿Qué propone la oposición política? Pues, resumiendo, justamente lo contrario en materia política, pero no del todo en lo ideológico. Henrique Capriles Randoski, quien parece será, según todos los sondeos, el líder que presente la MUD para enfrentarse a Chávez, es el actual Gobernador de Miranda. No es, ni mucho menos, comunista o socialista. Sin embargo, su modo de gobernar si tiene mucho de social.

De entre sus logros más destacados, a parte de su capacidad oratoria, muchos señalan su acción de gobierno al frente del ayuntamiento de Baruta. La reducción drástica de la delincuencia en la ciudad o la creación de un área de salud que habría tratado a unos 100.000 pacientes al año de forma gratuita están entre ellos. Como otros muchos oposiciones, también Capriles ha pasado por la cárcel acusado de participar en el Golpe de Estado que derrocó a Chávez en 2002. Permaneció en ella durante cuatro meses para ser absuelto posteriormente de los cargos.

Con estos antecedentes, todo parece indicar que los venezolanos más pobres no quedarán desatendidos si Capriles alcanza la presidencia. Sin embargo, a un año vista de las elecciones, otro temor se cierne sobre la oposición. La Revolución Bolivariana no terminará, según los lideres chavistas, con una derrota electoral en 2012. Muchos temen que esta no sea más que una advertencia de que, pese a una derrota de Chávez en las urnas, el mandatario no abandonará la presidencia y permanecerá por la fuerza.

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