La advertencia llega en un momento clave. El juicio a Bolsonaro se encuentra en pleno desarrollo en el Supremo Tribunal Federal, con dos magistrados que ya han votado a favor de la condena. Las acusaciones contra el expresidente incluyen pertenencia a organización criminal armada, golpe de Estado, abolición del Estado democrático de Derecho y daños contra bienes públicos. En caso de acumular las penas máximas, la condena podría superar los 40 años de prisión.
La “libertad de expresión”, bandera de Trump
Leavitt sostuvo que la libertad de expresión es “la cuestión más importante de nuestros tiempos” y que Trump está dispuesto a defenderla con todos los recursos a su alcance. Aunque matizó que “no hay ninguna acción adicional” en marcha, el mensaje marca un punto de inflexión en la estrategia diplomática de EEUU hacia Brasil.
La portavoz también justificó las medidas ya tomadas contra el Ejecutivo de Lula, insistiendo en que se trata de una defensa de principios democráticos.
Trump sitúa la defensa de Bolsonaro en el plano de los derechos fundamentales y amenaza con utilizar el poder militar de EEUU como elemento de presión
Sanciones y aranceles en marcha
Desde julio, Washington ha aplicado un paquete de medidas de fuerte impacto económico contra Brasil. Entre ellas, destaca la imposición de aranceles del 50% a sus exportaciones, la retirada de visados a funcionarios y sanciones directas a jueces, incluido Alexandre de Moraes, responsable del proceso contra Bolsonaro.
| Medida de EEUU | Detalle |
|---|---|
| Aranceles | 50% sobre exportaciones brasileñas |
| Sanciones | Congelación de activos y restricciones a altos cargos |
| Visados | Retirada a miembros del Gobierno y jueces del Supremo |
Estas acciones han tensado al máximo la relación bilateral, con el Gobierno brasileño denunciando intromisión en su sistema judicial.
El castigo económico de EEUU incluye aranceles históricos del 50% y sanciones contra figuras clave del poder judicial brasileño
Escenario de máxima tensión diplomática
La confrontación se produce en paralelo al avance de un juicio que marcará la historia reciente de Brasil. Mientras la Casa Blanca considera que Bolsonaro es víctima de persecución política, el Ejecutivo de Lula defiende la independencia del Supremo y advierte de que no aceptará injerencias externas.
La escalada amenaza con afectar a sectores estratégicos del comercio bilateral y aumentar la incertidumbre en la región. Con el fallo judicial previsto para este viernes, la tensión entre las dos mayores economías del continente se acerca a un punto crítico.
El pulso entre EEUU y Brasil sitúa el futuro político de Bolsonaro en el centro de un conflicto con implicaciones globales. Las próximas horas serán decisivas para conocer no solo el desenlace judicial, sino también hasta dónde está dispuesto a llegar Trump en su defensa de un aliado ideológico en América Latina.



