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El presidente ecuatoriano se debate entre las políticas sociales y la necesidad de inversión externa.

El Equilibrista

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, se enfrenta a una situación tensa tanto dentro como fuera de su país. En el interior, la revuelta policial del jueves 30 de septiembre, evidenció la fragilidad institucional que pervive en Ecuador y que retroalimenta la difícil situación económica. En el exterior, la elevada deuda externa, las contrariedades a la hora de lograr financiación y el recelo de los inversores internacionales en su apuesta por el país, hacen que el proyecto del presidente economista se complique. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, se enfrenta a una situación tensa tanto dentro como fuera de su país. En el interior, la revuelta policial del jueves 30 de septiembre, evidenció la fragilidad institucional que pervive en Ecuador y que retroalimenta la difícil situación económica. En el exterior, la elevada deuda externa, las contrariedades a la hora de lograr financiación y el recelo de los inversores internacionales en su apuesta por el país, hacen que el proyecto del presidente economista se complique.

Según los analistas internacionales, los inversores ya no miran a la región latinoamericana como si todos los países fuesen iguales. La eclosión de Brasil ha venido a unirse a la buena situación de México, Chile o Perú, que muestran una estabilidad envidiable en lo institucional y facilitan la entrada de capital extranjero. Antes de que Rafael Correa alcanzase la presidencia, sus tres predecesores en menos de una década fueron derrocados. Ecuador es considerado un país volátil, algo que dificulta la confianza internacional.

Por otra parte, Correa ha practicado una política de bonos que ha tenido resultados espectaculares. Los niveles de pobreza se han reducido considerablemente y tanto el sector de la educación como el sanitario o el de vivienda viven sus mejores momentos. Para realizar estos avances sociales, el país ha realizado un esfuerzo económico para el que no estaba del todo preparado. El déficit fiscal se ha disparado y el Gobierno tiene problemas por la caída de las inversiones en el mercado de bonos e inversiones extranjeras en los últimos años.

Según dichos analistas, Correa puede estar pagando ahora el gasto en políticas sociales. Los altercados que el pasado jueves 30 de septiembre mantuvieron al presidente encerrado en un hospital y acuciado por los cuerpos policiales, son el resultado de la necesidad de recortes de gasto que está afrontando el Gobierno. El Gobierno había aprobado la retirada de bonificaciones económicas a los policías, lo que provocó los altercados. Sin embargo, el entorno del opositor Lucio Gutiérrez, al que Correa a culpado de este presunto Golpe de Estado, considera que el propio Correa fue en parte culpable de lo ocurrido por su actitud provocativa.

Ecuador no tiene acceso a financiamiento externo desde que Correa declaró en el 2008 la cesación de pagos sobre bonos globales por 3.200 millones de dólares. Unicamente China ha facilitado a Correa un cierto respiro al comprarle petróleo por valor de 1.100 millones de dólares que han sido abonados por adelantado. Según los analistas, los inversores huyen de la posibilidad de impago y centran sus inversiones en países como Brasil, donde el presidente Lula da Silva ha marcado una clara dirección en lo económico.

Hay quien considera que la falta de un grupo de presión empresarial que frene algunas de las políticas de Correa es la una necesidad imperiosa para Ecuador. Aseguran que el contrapeso económico es esencial para que el poder político mantenga una senda racional y no se deje llevar excesivamente por el electoralismo. En este sentido, la oposición política intenta hacer de contrapunto sin conseguirlo del todo.

Fuentes cercanas a Lucio Gutiérrez consideran que “la unificación del salario de los funcionarios es una aberración. Esa medida no tiene en cuenta los meritos de los funcionarios. Los policías y los militares no se pueden meter en esa regulación porque se juegan la vida contra los narcotraficantes colombianos.” “Hay una brecha fiscal que el Gobierno debe tapar. Ha habido gastos exagerados. Sin embargo, estamos de acuerdo con la ayuda a los más desfavorecidos y la mejoría en educación, sanidad y vivienda”, sentenció la fuente.

Este déficit fiscal excesivo que el Estado ecuatoriano debe afrontar, es visto por Álvaro Moscoso, asesor económico de R&H Asociados Casa de Valores, como uno de los motivos que están obligando al Gobierno a prejubilar a muchos funcionarios. “El Gobierno debe rebajar el gasto publico como sea. Es una buena noticia la subida de pensiones, aunque sea mínima”, comenta Moscoso, que añade que “por el momento no se esperan más medidas de reducción del gasto”.

El avance en las negociaciones de un acuerdo comercial con la Unión Europea debe verse bajo esta perspectiva según el asesor. Ecuador se ha comprometido a proporcionar la información que el bloque requiera para alcanzar la suscripción de acuerdo. Dicha información, según el Ministerio de Asuntos Exteriores ecuatoriano, se entregará a lo largo de octubre.

Sin embargo, habrá que esperar. El presidente ecuatoriano ya rechazó la firma de un Tratado de Libre Comercio que la UE estaba negociando con los países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) a la que Ecuador pertenecía. Correa aseguro en aquel entonces que se debía negociar “un acuerdo comercial para el desarrollo, que claramente dé beneficios a nuestro país.” Por el momento no han trascendido los detalles del posible futuro acuerdo bilateral.

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