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El presidente venezolano protagoniza escenas reconciliatorias con sus enemigos que generan dudas

Compás de espera

¿Qué le pasa a Chávez? ¿Ha recuperado de repente el talante democrático? Un observador despistado hasta podría sacar esta conclusión tras haber presenciado esta semana gestos tan inusuales como la retirada de la Ley Universitaria, la presencia en Telesur de un alto diplomático estadounidense que ha criticado con dureza la última Ley Habilitante o las fotos que han mostrado al presidente bolivariano en actitud conciliadora junto a su ‘archienemiga’ Hillary Clinton. Lo malo es que quizá no sean más que gestos vacíos de contenido para ocultar otros asuntos como la reestructuración de empleo público a la ‘cubana’ que podría haber emprendido su Gobierno, según algunos sindicatos. ¿Qué le pasa a Chávez? ¿Ha recuperado de repente el talante democrático? Un observador despistado hasta podría sacar esta conclusión tras haber presenciado esta semana gestos tan inusuales como la retirada de la Ley Universitaria, la presencia en Telesur de un alto diplomático estadounidense que ha criticado con dureza la última Ley Habilitante o las fotos que han mostrado al presidente bolivariano en actitud conciliadora junto a su ‘archienemiga’ Hillary Clinton. Lo malo es que quizá no sean más que gestos vacíos de contenido para ocultar otros asuntos como la reestructuración de empleo público a la ‘cubana’ que podría haber emprendido su Gobierno, según algunos sindicatos.

En cualquier caso, si Chávez ha cambiado, sus partidarios no. Esto quedó patente en la toma de posesión de los nuevos diputados de la oposición de sus cargos en la Asamblea nacional el pasado 5 de enero. Ante los discursos de los nuevos representantes públicos, los adeptos chavistas lanzaron insultos de cierta entidad y llamaron “asesinos” a sus contrarios, una situación que habla de la tensión que se vive en el país.

La paradoja es curiosa. El Jefe de la Diplomacia Adjunto para América Latina del Departamento de Estado de EEUU, Arturo Valenzuela, ha realizado duras críticas al presidente bolivariano en su propia televisión. Telesur emitía declaraciones de Valenzuela recordando la vigencia de la Ley Habilitante y asegurando que esta es “una medida antidemocrática que viola los valores compartidos consagrados en la Carta Democrática Interamericana”. Es, según el diplomático, la constatación de la deriva antidemocrática de algunos líderes latinoamericanos.

Desde que dio inicio a la aplicación de la Ley, que permite al presidente para legislar por decreto y sin la necesidad de contar con el beneplácito de la Asamblea Nacional, las nuevas normativas han ido sumándose para corroborar la opinión del diplomático. La pretensión de Chávez no es otra que la de mantener un férreo control sobre la sociedad y permanecer en el Gobierno el mayor tiempo posible.

Sin embargo, el presidente bolivariano tiene una cierta capacidad para mantener en compás de espera a los analistas. El pasado día 5, coincidiendo con la pusta en marcha de la nueva Asamblea Nacional, en la que no cuenta con la mayoría con la que contaba, accedió a abrir un debate nacional para reformar la ley universitaria. Como primer paso y muestra de buena voluntad, derogó el texto que aprobó seis meses atrás un Parlamento en el que sus partidarios gozaban del control absoluto.

El miedo a que las movilizaciones estudiantiles compliquen sus planes de consolidación de su proyecto totalitario podría estar detrás, según algunos analistas, de esta suerte de repliegue estratégico. Desde luego a lo que no teme a que los nuevos diputados limiten su poder. La ley Habilitante, de la que hablábamos antes, promulgada con la excusa de la emergencia nacional provocada por las lluvias, le permite cortocircuitar al parlamento durante 18 meses.

Aún así, el mandatario ha vetado la polémica reforma a la Ley Universitaria, que aprobó el saliente Parlamento oficialista el pasado 23 de diciembre. Dicha reforma otorgaba más poder al Gobierno sobre las Universidades. Desde entonces, los estudiantes han protagonizado una serie de protestas en las que su principal argumento era que impondría un ‘pensamiento único’ y acabaría con la autonomía de dichos centros educativos.

Por lo que Chávez ha pedido a la nueva Asamblea que impulse una comisión nacional en la que participe el Gobierno y “todos los intelectuales, rectores, estudiantes, trabajadores, obreros, y las comunidades”. ¿Va a negociar? No resulta fácil creer que lo tenga en mente.

Y mientras, el presidente bolivariano intenta cerrar temporalmente un frente de conflicto quizá pronto aparezca otro en el horizonte inmediato. Los sindicatos de Venezuela parecen haberle declarado la guerra Algunas organizaciones acusan al mandatario de estar a punto de iniciar un recorte masivo de empleo público.

Otros, van más allá y le imputan una violación de las leyes que él mismo ha promulgado. De momento, el Ministerio de Finanzas ha ofrecido un severo ajuste de plantilla que, según la versión sindical, sería un globo sonda, para testar un programa de peculiares prejubilaciones que luego será aplicado en otros organismos del estado.

A este respecto, la Federación Única de Empleados Públicos (Fedeunep) recordado el pasado jueves que existen muchos proyectos de reestructuración que estarían ya diseñados pero que no habrían sido aún anunciados, y ha advertido que podrían concretarse en las próximas semanas. En concreto, se trataría de los organismos asociados al Ministerio de Finanzas, además del Ministerio de la Mujer y el de Turismo.

Portavoces del sindicato han explicado a la prensa local que estos despidos se deben a que el Estado no puede hacer frente a unas nóminas que casi se han duplicado en los últimos diez años. “Se quiere hacer un ahorro a las arcas del Estado a costa del despido de miles de personas”, ha indicado Antonio Suárez, presidente de la Fedeunep.

El Sindicato Unitario de Empleados del Ministerio de Finanzas (Seniat) ha calificado de ilegal el despido de los empleados públicos de dicho Gabinete. Principalmente, porque el Ministerio de Finanzas se encuentra en la actualidad en un proceso de elecciones para elegir sus nuevas autoridades. Según estipulan las leyes laborales vigentes, el periodo electoral concede inamovilidad laboral.

Suárez ha recordado que los recortes de la plantilla del Ministerio de Finanzas representan un 75% de los trabajadores con contrato no temporal. Estos recortes se dividen en dos grupos. Uno es el de los 575 funcionarios sometidos a ‘jubilación especial’. El otro, alrededor de 700 contratados y obreros que han sido despedidos. Al menos, esto es lo que refleja el diario venezolano El Mundo.

En base a estas dos medidas, cualquiera diría que Hugo Chávez pretende realizar un cambio en sus políticas económicas y, sobre todo, sociales. Algún analista ingeuo podría suponer que la mala situación económica del país, que no crece al ritmo que lo hacen sus vecinos, podría estar detrás de esta remodelación política. Sin embargo, para los observadores más expertos resulta difícil hacer caso de lo que a primera vista se puede ver.

El presidente venezolano se ha convertido en un especialista en hacer parece sus medidas lo que no son. Los defensores de la Ley Habilitante, aquellos que han creído que servirá únicamente para combatir los males creados por las lluvias, son un buen ejemplo de ello. Habrá que esperar, pero algo es seguro, Chávez no va a tardar mucho en volver a moverse en la dirección que más le interese.

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