El nombre de Anonymous, un grupo que gusta llamarse de ciberactivistas y que ondea la bandera de la libertad como consigna, era relativamente desconocido en America Latina hasta hace bien poco. Sin embargo, en los últimos tiempos, sus acciones en contra de buena parte de los gobiernos del subcontinente, los han situado en las portadas de muchos diarios. Argentina, Colombia, Ecuador o Chile ya han probaron sus ataques. Las amenazas se dirigen ahora hacia Venezuela y Bolivia. El nombre de Anonymous, un grupo que gusta llamarse de ciberactivistas y que ondea la bandera de la libertad como consigna, era relativamente desconocido en America Latina hasta hace bien poco. Sin embargo, en los últimos tiempos, sus acciones en contra de buena parte de los gobiernos del subcontinente, los han situado en las portadas de muchos diarios. Argentina, Colombia, Ecuador o Chile ya han probaron sus ataques. Las amenazas se dirigen ahora hacia Venezuela y Bolivia.
El debate sobre la naturaleza de sus actividades ha llevado a que, en países como España, sus miembros sean tratados por la vía penal. Denominados ciberterroristas por algunos medios y descritos por la policía como si de un grupo organizado, al estilo de Al Qaeda, se tratara, sus actividades van desde el ataque a las páginas web de empresas y el robo de datos personales, hasta, entre otras cosas, tumbar la seguridad de la CIA y el Pentágono o hacer caer las webs de organismos nacionales de diferentes países.
Su idología, su motivación, puede llevar a equivoco. No en vano, algunas de sus primeras acciones fueron dirigidas contra empresas o contra entidades ya citadas como la CIA. Estos ataques, así como la falta de información clara, les granjearon un perfil de antiimperialistas y anticapitalistas entre aquellos que interpretaban las mismas. Sin embargo, la nueva dirección que parece haber adoptado el grupo, parece indicar que su espectro de enemigos es bien diferente y está más ligada a la defensa de las libertades en general.
En cuanto a su forma de operar, por lo que se ha podido conocer, utilizan los llamados Ataques de Denegación de Servicio (DDOS), es decir, saturan las páginas de los organismos o entidades atacadas haciéndolas caer, el más popular de los ataques del grupo.
Los estados latinoamericanos se han convertido en los últimos meses en la principal diana de los ataques de Anonymous. No en vano, solo en el último mes, después de atacar a Ecuador, han hecho lo propio con Colombia y han amenazado a Bolivia. Las páginas de los ministerios de Educación, Defensa y el Senado de la República colombiana fueron bloqueadas por obra de este colectivo de ‘hackers’ en la nación colombiana.
El ataque a este país era una repetición del sucedido el pasado 20 de julio, con motivo del Día de la Independencia, cuando atacaron las cuentas en redes sociales del presidente, Juan Manuel Santos, y del ex mandatario Álvaro Uribe. El colectivo de ‘hackers’ presume de sus actos y los justifica. En el caso del ministerio de Educación se quejan de la política educativa del Gobierno de Santos. En cuanto al Ministerio de Defensa, protestan contra el ministro Rodrigo Rivera, que califica Anonymous como terroristas informáticos.
Según el colectivo, la libertad en Latinoamérica está en riesgo, y por ese mismo motivo amenazan con iniciar nuevas operaciones para desestabilizar la estructura actual. Ecuador conoce de primera mano los ataques de los ‘hackers’. Una semana antes que en Colombia, el grupo de piratas informáticos atacó de forma masiva varios sitios webs ecuatorianos y aceptó la autoría de “hackeos” dentro del país. Días antes a la ofensiva, el colectivo avisó de sus intenciones y las promocionó a través de Facebook y Twitter con el hastag #OPCondorlibre. La Operación Cóndor fue la respuesta de los ciberactivistas a supuestos ataques a la libertad de expresión promovidos por el Gobierno de Ecuador.
La web del Ministerio de Telecomunicaciones (Mintel), de la Alcaldía de esta ciudad, de la Vicepresidencia ecuatoriana, del Aeropuerto y de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT), fueron algunas de las páginas que se vieron sorprendidas por Anonymous. Los piratas publicaron el diagrama físico de la red de servidores, utilizando la página pastebin.com.
Pero estos ataques parece que no tienen fin. Evo tampoco puede estar tranquilo. Depsues de su ataque contra Colombia, Anonymous se dirigió al mandatario boliviano, a través de un comunicado, en un vídeo de YouTube atacándolo directamente. «Querido Señor Presidente Evo Morales Ayma, permítanos presentarnos porque seguramente jamás habrá escuchado hablar de nosotros. Somos Anonymous. No somos ni terroristas, ni políticos, ni subversivos, Anonymous es un colectivo de individuos independientes, sin líderes, sin cúpulas y descentralizado», asegura el comunicado de los ciberactivistas.
Bajo el título de ‘Bolivia, somos Anonymous’, este grupo ha amenazado al Gobierno y a las instituciones bolivianas. Algo similar a lo que le ha sucedido a Hugo Chávez, al que Anonymous ha declarado la “guerra cibernética” al considerar que, en Venezuela, “los valores y libertades de cada uno” no son respetados. A través de su cuenta de Twitter @Vzla_Anonymous, el grupo de ciberactivistas ha hecho pública estas semana su intención de alentar la que ha denominado operación “Paperstorm”. Esta sería la primera fase de acción dentro de la preparación del ataque digital y consistiría en la distribución de panfletos y carteles que serían distribuidos por el país, para después realizar el ya habitual ataque cibernético contra las webs venezolanas.
Contra esto, de momento, poco pueden hacer los diferentes gobiernos más que resignarse a recibir los ataques. Las estrategias de seguridad son vulnerables. Anonymous lo demuestra con asiduidad. La estrategia, de momento, es verbal y Álvaro Uribe, ex presidente colombiano, ha aprendido la lección. Después de que los ciberactivistas penetraran en su cuenta de Twitter, el ex mandatario pedía a la empresa de microblogging “ayúdenme a recuperar cuenta que ha sido penetrada por criminales» y más adelante agregaba «Terroristas han penetrado mi cuenta».