La situación política nacional muestra un cambio en el despliegue de acciones tanto del régimen como de los sectores democráticos. Eso define un entorno general del conflicto nacional, de características especiales. Hay un repliegue oficialista, que puede significar un cambio táctico en lo económico para la profundización de sus acciones. Aquí pondremos el énfasis en este artículo. La oposición, por su parte, sin estrategia ni organización eficiente, no mejora su posición estratégica. La situación política nacional muestra un cambio en el despliegue de acciones tanto del régimen como de los sectores democráticos. Eso define un entorno general del conflicto nacional, de características especiales. Hay un repliegue oficialista, que puede significar un cambio táctico en lo económico para la profundización de sus acciones. Aquí pondremos el énfasis en este artículo. La oposición, por su parte, sin estrategia ni organización eficiente, no mejora su posición estratégica.
Después de la recuperación de las acciones de calle de la gente opositora, con “No más Chávez” -de indiscutible impacto negativo mundial al régimen- yla marcha a la Fiscalía General, extrañamente sin violencia gubernamental; junto con los anuncios oficialistas de nuevos cierres de emisoras, otra acción contra Globovisión y el recurso judicial para intimidar la protesta estudiantil –en el caso de JAVU-, se intuye un abandono, sin duda táctico, de la violencia gubernamental y el regreso a otras vías del conflicto: clausuras de medios y, -medianamente probable- que el Gobierno realice una movida económica, también táctica, de un mínimo reacomodo al centro y una disminución de la presión al tema sindical/ laboral.
Eso significaría, en política económica, que en vez de seguir la línea de las medidas de marzo y el avance de su modelo totalitario, el Gobierno opte por moderar sus pretensiones confiscatorias y excluyentes en lo tributario, privilegie las medidas de menor impacto inflacionario, relaje sus presiones y acosos a la actividad privada, facilite recursos y condiciones a la actividad constituida y facilite el clima general de negocios.
De lo contrario, podría verse confrontado a pérdidas políticas netas: disminuido internacionalmente en el mundo libre, afectado por su ataque a los medios, con la gente de nuevo en las calles, el sector estudiantil en pie de lucha y para colmo, con situaciones aún más regresivas en la economía en este tercer trimestre, estaría frente a una situación general desmejorada respecto a las ganancias estratégicas obtenidas desde el 15 de febrero.
En el escenario económico esbozado, de baja a mediana probabilidad de ocurrencia (hasta ahora era considerado de nula probabilidad), es de pensar, entonces, que el régimen optará por no impactar las alzas de precios más allá de unos tres puntos, en vez de los seis u ocho de las peores estimaciones; procurará mejorar la elasticidad de crecimiento de la economía interna; facilitará la creación de nuevos puestos de trabajo y mejorará el control sobre las tasas de cambio e intereses. Aun así, el año será contractivo, aunque con un efecto positivo sobre el PIB a partir del último trimestre.
Las medidas –en el escenario presentado, insistimos- irán, entonces, al uso de la devaluación implícita (dólar permuta), en vez de un impuesto a las compras de divisas, la devaluación lineal o un sistema dual; a la facilitación de las importaciones por la vía del presupuesto de divisas asignado y los hasta ahora viciados procesos de Cadivi; al estímulo a la industria manufacturera y el comercio, cediendo en sus pretensiones de mayor presión tributaria (el impuesto a las transacciones financieras, por ejemplo) y podría permitirse, incluso, un ligero ajuste del precio de la gasolina de alto octanaje, lo cual debería ocurrir esta misma semana o como última medida, después de la superación del regreso a clases, potencialmente conflictivo, y otros anuncios favorables.
Por el contrario, -nos salimos del escenario- si la lectura del Gobierno respecto a su posición política del momento le resultare favorable, es de esperar medidas de otro corte, con efectos económicos generales más adversos. Las medidas podría diferirlas al máximo y serían otras, distintas a las mencionadas.
Son escenarios. El Gobierno debería prestar atención. La oposición y la sociedad democrática nacional también.