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América en foco

Aunque usted no lo crea

El presidente electo del Uruguay, José Mújica, disertó ante más de 1.500 empresarios, los que degustando un filete de lomo con salsa de vino tinto lo escucharon atentamente y ¡oh sorpresa!, ahí mismo se encontraba el ex jefe de la guerrilla uruguaya Tupamaros -el que se enfrentó a balazos con la policía, el que fue gravemente herido por defender su ideales de juventud, el que se fugó dos veces de la cárcel, ó el que se huyó de sus perseguidores por las cloacas de Montevideo, ese mismo que hace cuarenta años combatiera a la cultura capitalista, sí, aunque usted no lo crea, a pocos días de asumir la primera magistratura, disertaba desde la tribuna de uno de los hoteles mas lujosos de la playa esteña ante los más renombrados empresarios de la región, quienes con inusitada pasión sonrojaron sus manos de tanto aplaudir el ferviente discurso que tan sólo prometía seguridad jurídica, apostar a un clima de armonía entre el Gobierno y los empresarios a efectos de que inviertan confiados en el país no sólo para que «las empresas prosperen, sino para crear una situación de bienestar en el pueblo uruguayo, beneficiario directo de los impuestos que recaudará el Gobierno, dando una clara señal, en momentos en que el futuro presidente expresó firme y claramente “Aquí no le van a doblar el lomo con los impuestos”. El presidente electo del Uruguay, José Mújica, disertó ante más de 1.500 empresarios, los que degustando un filete de lomo con salsa de vino tinto lo escucharon atentamente y ¡oh sorpresa!, ahí mismo se encontraba el ex jefe de la guerrilla uruguaya Tupamaros -el que se enfrentó a balazos con la policía, el que fue gravemente herido por defender su ideales de juventud, el que se fugó dos veces de la cárcel, ó el que se huyó de sus perseguidores por las cloacas de Montevideo, ese mismo que hace cuarenta años combatiera a la cultura capitalista, sí, aunque usted no lo crea, a pocos días de asumir la primera magistratura, disertaba desde la tribuna de uno de los hoteles mas lujosos de la playa esteña ante los más renombrados empresarios de la región, quienes con inusitada pasión sonrojaron sus manos de tanto aplaudir el ferviente discurso que tan sólo prometía seguridad jurídica, apostar a un clima de armonía entre el Gobierno y los empresarios a efectos de que inviertan confiados en el país no sólo para que «las empresas prosperen, sino para crear una situación de bienestar en el pueblo uruguayo, beneficiario directo de los impuestos que recaudará el Gobierno, dando una clara señal, en momentos en que el futuro presidente expresó firme y claramente “Aquí no le van a doblar el lomo con los impuestos”.

Lo impactante de la jornada no pasó por el qué, sino por el quién: fue José «Pepe» Mújica, el otrora combativo militante de izquierda, el que cautivó a los hombres de empresa -un tercio de ellos, argentinos- con la descripción de lo que será su gobierno, cuando asuma la presidencia de Uruguay el próximo 1º de marzo.

Enfatizó que “Uruguay necesita empresas que prosperen, que puedan pagar impuestos y generar riqueza. Si no, nos quedamos sólo con los sueños y la utopía”, dijo el presidente electo, en un discurso que combinó términos de economía con metáforas campestres, el tono intimista con la apelación casi a los gritos. «Hay que cuidar el clima de inversión, porque la riqueza es hija del trabajo y el trabajo es inversión. Por eso les decimos: ¡apuesten por Uruguay!» Realmente vaya si fue sorpresa, sinceramente nunca muchos de los presentes lo hubiese ni siquiera imaginado en sueños.

Con aire de estadista remarcó que ganar una elección no le daba «ni más sabiduría ni la razón en todo», que aquí un presidente «puede caminar tranquilo por las calles», que «no se puede generar riqueza sólo con decisiones legislativas». También trató con un elogioso respeto a los opositores ubicados entre las mesas más cercanas al escenario, como los ex presidentes Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle.

La tarea de un gobierno es aminorar en todo los posibles márgenes de riesgo y ofrecer estabilidad , frases en la que los economistas siempre se escudan , pero evidentemente los que tienen que salir a la palestra y ratificar fervientemente sus dichos son los políticos, y éste ha sido el caso ellos no son creíbles.

Realmente Mújica bajó a los comensales el discurso que todo empresario quiere escuchar, rematando con un –Jugala acá que no te la van a expropiar, claro como el agua- hacia que gobiernos de la región habrá sido dirigida elípticamente esta frase.-

Varios ya empiezan a comparar al Pepe con Lula , Mújica es un pragmático, sin embargo la que genera cierta desconfianza es es su esposa, la senadora Lucía Topolansky, ya que la creen capaz de proponer cambios radicales sobre la propiedad privada.

Rápido de reflejos y a los efectos de reforzar el mensaje, Mújica fue precedido en el uso de la palabra por su compañero de fórmula, Danilo Astori. El ex ministro de Economía, mimado del establishment y figura reconocida en Washington, prometió «perfeccionar los incentivos a la inversión» y garantizó que Uruguay mantendrá «una estructura fiscal sana, holgura financiera y flexibilidad cambiaria», además de estar «cada vez más abierto al mundo».

En un país donde existe estabilidad política y de las normas jurídicas, el empresario va a arriesgarse, sin dudas, que Uruguay, es un ejemplo a seguir, por su coherencia institucional, la administración Mújica se propone en ser continuador, en los contenidos esenciales, del gobierno de Tabaré Vázquez.

Como diría un viejo charrua, Pepe gobierna por la izquierda en la faz, y por derecha en lo económico, sabias palabras.

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