El apagón del fin de semana que ha sufrido Chile, por el que casi 10 millones de habitantes de los 17 con que cuenta el país, ha vuelto a poner de relieve las carencias energéticas de actual modelo y ha rescatado del ostracismo público el proyecto HidroAysén, promovido por Sebastián Piñera. El apagón del fin de semana que ha sufrido Chile, por el que casi 10 millones de habitantes de los 17 con que cuenta el país, ha vuelto a poner de relieve las carencias energéticas de actual modelo y ha rescatado del ostracismo público el proyecto HidroAysén, promovido por Sebastián Piñera.
El plan del presidente conservador para dotar de más electricidad a Chile había caído en el olvido, al menos un olvido momentáneo, por la oleada de protestas estudiantiles que ha azotado Chile en los últimos meses. Ahora, después del apagón del fin de semana, algunas voces han sacado a la palestra el megaproyecto de Piñera.
Sin embargo, parece complicado que cambie la valoración de la gente al respecto. Según un estudio, un 74% de la población rechaza la construcción de las cinco presas y del tendido eléctrico necesario para trasladar la energía producida en la región de Aysén hasta Santiago de Chile, ya que consideran que el impacto ecológico es muy acusado.
La seguridad energética es una de las obsesiones del gobierno del presidente conservador, ya que Chile crece a un ritmo anual muy fuerte y se teme que el sistema no pueda seguir el ritmo. Sin embargo, la especial sensibilidad de los chilenos hacia la Patagonia explica la férrea oposición que demuestran a un proyecto cuyo impacto sobre los ecosistemas de Aysén no parece del todo claro.
«Necesitamos una energía más segura, para no enfrentar riesgos de apagones, y más económica, porque hoy tenemos una energía muy cara, con la que sufren las familias y también el sector productor cuando tiene que competir», había indicado Piñera ya hace algunos meses para intentar dar argumentos favorables a HidroAysén.
