Cada vez que Coetus, la gran orquesta de percusión ibérica que lidera Aleix Tobías, anuncia concierto en Madrid, la irreductible comunidad ‘folkie’ de la capital de España prepara sus mejores galas para asistir al magno acontecimiento. Cada vez que Coetus, la gran orquesta de percusión ibérica que lidera Aleix Tobías, anuncia concierto en Madrid, la irreductible comunidad ‘folkie’ de la capital de España prepara sus mejores galas para asistir al magno acontecimiento.
No es para menos. Las actuaciones de este mastodóntico combo repleto de virtuosos del pandero, el tambor o cualquier otra cosa que produzca sonidos al ser golpeada, son auténticas orgías sonoras, en las que además del espectáculo, la diversión también está asegurada.
Y, aunque su conexión con las músicas tradicionales de la península Ibérica, y parte del mundo conocido, forme parte de su ‘adn’ y le aporte esa personalidad diferenciadora que poseen, no es lo único que Coetus tiene que ofrecer al respetable.
Coetus constituye su estilo único con otros elementos sonoros que manan de fuentes más contemporáneas. Desde la energía roquera que aporta la dosis exacta de guitarra eléctrica a los interludios instrumentales en la más estricta obediencia psicodélica.
Una mezcla que funciona a la perfección porque no se basa en la impostura. Surge de modo natural en la interpretación de unos músicos que saben muy bien lo que hacen. Como volvieron a dejar claro en estos días, sobre el escenario del Círculo de Bellas Artes.
En esta ocasión, además, el combo actuó reforzado por la voz de Eliseo Parra, uno de sus socios habituales y de dos invitados de excepción, los artistas argentinos Luna Monti y Juan Quintero, con quienes compartieron coincidencias rítmicas y canciones de ida y vuelta.
