«El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (Acnudh) piden a los Estados que se abstengan de expulsar a los haitianos sin evaluar de manera adecuada sus necesidades de protección individual», dice el comunicado conjunto publicado en la página web de la Acnudh.
La nota añade que los cuatro organismos, además, instan a «ofrecer mecanismos de protección u otros arreglos de estancia legal para un acceso más efectivo a las vías migratorias regulares».
El comunicado, asimismo, pide a los países de las Américas a aplicar un enfoque integrado para garantizar la protección de los hombres, mujeres y niños haitianos que viajan por la región.
La nota recuerda que el derecho internacional prohíbe las expulsiones colectivas y requiere que «cada caso sea examinado individualmente para identificar las necesidades de protección bajo el derecho internacional de derechos humanos y el derecho de los refugiados».
Según el texto, Haití sigue enfrentándose a una escalada de violencia e inseguridad con al menos 19.000 personas desplazadas en la capital, Puerto Príncipe, solo en verano de 2021.
«Unos 4,4 millones de personas, o casi el 46 por ciento de la población, sufren inseguridad alimentaria aguda, de ellos 1,2 millones de personas se enfrentan a una emergencia y 3,2 millones, a una crisis», señala la nota.
Los organismos de la ONU alertan de que la situación va a empeorar debido al terremoto del 14 de agosto, que hizo imposible que el país pudiera dar una acogida adecuada a los ciudadanos que regresan.
Los mensajes falsos en las redes sociales sobre la relajación de las normas migratorias para refugiados en Estados Unidos provocaron otra crisis en la frontera de México con EEUU, adonde llegaron decenas de miles de haitianos que levantaron un campo de refugiados improvisado en las afueras de la ciudad texana de Del Río.
Las autoridades estadounidenses desalojaron el campamento la semana pasada, deportando a más de 3.500 personas a Haití y trasladando a las demás a las dependencias de los servicios fronterizos en otras regiones de Estados Unidos.