El vicepresidente brasileño Antônio Hamilton Mourão
Mourao, general retirado del Ejército, ha minimizado los audios que reveló el periódico ‘O Globo’ en los que se escucha a varios jueces del Tribunal Superior Militar reconocer que se cometieron torturas durante aquel periodo. «Es historia, eso se acabó», ha zanjado el vicepresidente.
«¿Averiguar el qué? Los tipos están todos muertos, caramba. ¿Vas a traer de vuelta a los chicos del cementerio?» ha espetado entre risas cuando los periodistas le han preguntado a las puertas del Palacio del Planalto sobre la posibilidad de que estos audios motivaran la apertura de una causa para depurar responsabilidades.
«Esos son temas ya escritos en los libros, intensamente debatidos. El pasado es parte de la historia del país», ha dicho Mourao, que ha equiparado la represión del régimen militar con las acciones llevadas a cabo por los movimientos de izquierda perseguidos, que «querían implantar la dictadura del proletariado».
«La historia siempre tiene dos caras (…). Aquí hubo una lucha contra el Estado brasileño de organizaciones que querían implantar la dictadura del proletariado. Fue un régimen que en su momento atrajo a un gran número de jóvenes brasileños y también a una parte de la sociedad, pero que perdió la lucha. ¿Hubo excesos? Hubo demasiados por ambos lados», ha señalado.
A lo largo de más de 10.000 horas de grabaciones se puede escuchar en múltiples ocasiones a varios jueces y militares no solo reconocer torturas durante aquellos años, sino también justificarlas. Son los casos de una mujer que sufrió un aborto tras recibir descargas eléctricas en los genitales y el de un preso que reconoció haber cometido un atraco cuando estaba encerrado tras ser golpeado a martillazos.
Varios son los ministros del Gobierno de Brasil, entre ellos el propio presidente, Jair Bolsonaro, que han mostrado públicamente sus simpatías por una dictadura que dejó al menos 434 muertos y desaparecidos, así como otros 230 casos de violaciones de los Derechos Humanos, según las conclusiones de un informe de la Comisión Nacional de la Verdad publicado en diciembre de 2014.
Bolsonaro, que en la última toma de posesión de su gobierno elogió por enésima vez a la dictadura y atacó a varios jueces, ha amenazado en varias ocasiones con sacar los tanques a la Plaza de los Tres Poderes, sede del Tribunal Supremo, el Congreso y el Palacio del Planalto.
Entre sus numerosos excesos sobre esta cuestión destaca las burlas que profirió en relación a las torturas que la expresidenta Dilma Rousseff sufrió durante su militancia como guerrillera en la dictadura.
«Dicen que Dilma fue torturada y que le fracturaron la mandíbula. Que traigan los rayos X para ver esos huesos. Yo no soy médico, pero hasta hoy espero los rayos X», declaró Bolsonaro en diciembre de 2020 frente a un grupo de seguidores.
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