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La oposición mexicana acusa al expresidente de Pemex de corrupción

Emilio Lozoya, expresidente de Pemex

La compañía estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) continúa siendo un quebradero de cabeza para su expresidente, Emilio Lozoya. No solo fue destituido de modo fulminante por el presidente Enrique Peña Nieto, sino que ahora el Partido de Acción Nacional (PAN) lo ha acusado de corrupción. La compañía estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) continúa siendo un quebradero de cabeza para su expresidente, Emilio Lozoya. No solo fue destituido de modo fulminante por el presidente Enrique Peña Nieto , sino que ahora el Partido de Acción Nacional (PAN) lo ha acusado decorrupción.

El PAN, el partido opositor del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Peña Nieto por antonomasia, ha presentado ante la Auditoría Superior de la Federación (ASFC) una denuncia contra Lozoya por presuntos actos de corrupción cometidos a la Hacienda Pública y al patrimonio de Pemex.

La ASF es un organismo que se encarga de fiscalizar el uso de los poderes públicos federales en los tres poderes, los órganos autónomos, los estados y municipio e incluso los particulares que reciben recursos públicos. Según el propio organismo, su gin es verificar que se cumplan los objetivos contenidos en políticas y programas gubernamentales.

Tal y como recoge la prensa latinoamericana, el diputado panista Luis Gilberto Marrón Agustín ha presentado ante el auditor superior de la Federación, Juan Manuel Portal, una demanda en la que acusa a Lozoya de haber dejado a la compañía estatal en una situación “deplorable”, con una reducción de su presupuesto de cerca de 100.000 millones de pesos y con deudas a sus proveedores de 18.000 millones (unos 5.785 y 1.041 millones de dólares, respectivamente).

Por ello, ha considerado necesario que se le impongan sanciones administrativas, políticas y penales. Además, ha recordado que la empresa estatal tiene niveles de deuda por encima de los 100.000 millones de dólares y con pasivos que en pensiones ascienden a los 79.000 millones.

Lozoya fue destituido como presidente de Pemex hace prácticamente dos meses. El propio Peña Nieto decidió sacarlo de su cargo para colocar en él a José Antonio González Anaya, un peso pesado proveniente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El cambio de sillas fue tomando en su momento como un soplo de aire fresco para la empresa, que se encontraba en horas bajas.

No fue el único cambio que hizo por entonces el mandatario mexicano, pero sí el más sonado. La presión sobre Anaya no ha hecho sino crecer porque tanto la ciudadanía como el propio Gobierno esperan grandes cosas de su nombramiento. Anaya se lo ha tomado en serio y hace unas semanas anunció la apertura de una línea de crédito por 147.000 millones de pesos (o 8.200 millones de dólares) para pagar prácticamente todos sus compromisos y hacer frente a gastos diversos.

Las medidas han sido recibidas con buen talante tanto por los acreedores como por la opinión pública y desde hace un tiempo la mezcla mexicana de exportación (MME) se mantiene alrededor de los 30 dólares el barril. La cifra está 10 dólares por encima de la que llegó a marcar a principios de año, aún con Lozoya al frente de la petrolera, lo que supone un poco de aire fresco para Pemex.

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