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Brasil, al borde de una crisis constitucional

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil

Después de que el juez Catta Petra Nego, del Tribunal Federal de Brasilia, decidiese anular de modo cautelar el nombramiento de Luiz Inácio Lula da Silva, el país se encuentra en medio de una de sus peores crisis políticas que se ha traducido en enfrentamientos en el Congreso y en las calles. Después de que el juez Catta Petra Nego, del Tribunal Federal de Brasilia, decidiese anular de modo cautelar el nombramiento de Luiz Inácio Lula da Silva, el país se encuentra en medio de una de sus peores crisis políticas que se ha traducido en enfrentamientos en el Congreso y en las calles de Brasil.

El juez ha fundamentado su medida en que el nombramiento de Lula como ministro de la Casa Civil impide “el libre ejercicio de la justicia” en las investigaciones de corrupción en el seno de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) que involucra en una red sobornos tanto a políticos como a empresarios.

La medida ha sido recibida por la oposición brasileña como “un triunfo de la democracia brasileña” mientras que el Gobierno ha prometido apelar la decisión y ha censurado la orden al tildarla de “golpista y represiva” que rompe con la constitucionalidad del país. Mientras las calles se convirtieron de nuevo en un campo de protestas, los analistas vaticinan un oscuro futuro para el país latinoamericano.

Gabriel Petrus, de Brral M Jorge Associates, consultado por Financial Times, ha señalado que “desde el final de la dictadura y la transición a la democracia, este es el momento político más dramático” de la historiad el país. Ha agregado que “la defensa de Rousseff es el ataque y esto puede ser motivo de malestar y de manifestaciones más violentas en las calles”.

Con este punto de vista ha coincidido Luis Esteban González Manrique, periodista de Infotalam, que ha asegurado a América Economía que tanto Lula como Rousseff van a luchar hasta su último aliento. “Van a morir matando”, ha concretado. Lo que agravará, además de las movilizaciones, la crisis económica en la que se encuentra el país latinoamericano.

El nombramiento de Lula, ahora anulado, ha dado mucho de qué hablar, pues se ha producido precisamente cuanto más estrecho es el cerco alrededor del expresidente por su implicación en el escándalo de Petrobras. La semana pasada se pidió su detención y ya se barajaba que pudiera ser nombrado ministro. Al ser parte del gabinete presidencial solo podría ser juzgado por el Tribunal Supremo lo que, según González Manrique, le hará ganar tiempo.

Para echar más leña al fuego, el juez Sergio Moro, responsable del caso, filtró una llamada telefónica en la que Rousseff le decía a su predecesor que le mandaba el documento por el que se convertiría en ministro y que lo firmase de ser necesario. Y por sino fuera suficiente para Lula y Rousseff, ayer volvió a ponerse en marcha el proceso de juicio político contra la mandataria. La situación del país se vuelve insostenible por momentos.

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