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La historia bancaria de Venezuela demuestra la relación entre Hugo Chávez y Pedro Torres Ciliberto

Reincidente con perdón en Caracas

Pedro Torres Ciliberto, el empresario involucrado en la supuesta trama de corrupción de la banca venezolana que ha escapado a Miami, no era precisamente un desconocido de las alturas del Gobierno de Hugo Chávez. Al menos, así lo demuestran algunos hechos algo oscuros de la historia bancaria del país. Hace sólo tres años, el mismo Hugo Chávez fue testigo de excepción de una turbulenta historia en la que estaba involucrado Ciliberto, en la que también se entremezclan sus socios y un empresario cubano. Pedro Torres Ciliberto, el empresario involucrado en la supuesta trama de corrupción de la banca venezolana que ha escapado a Miami, no era precisamente un desconocido de las alturas del Gobierno de Hugo Chávez. Al menos, así lo demuestran algunos hechos algo oscuros de la historia bancaria del país. Hace sólo tres años, el mismo Hugo Chávez fue testigo de excepción de una turbulenta historia en la que estaba involucrado Ciliberto, en la que también se entremezclan sus socios y un empresario cubano.

¿Ignoraba Chávez quién era Pedro Torres Ciliberto? Seguro que no. Hay una historia de hace 3 años que lo vincula a él, pese a que el mismo presidente en las últimas declaraciones ha tratado de poner distancia entre los empresarios y operadores caídos en desgracia tras la intervención estatal en siete entidades financieras del país.

“Ricachón, vagabundo, banqueros codiciosos”… el mandatario ha utilizado una expresión para cada momento. De Torres Ciliberto ha dicho que es un chivo: “Se quedó allá en Miami. Se fue. Y dejó aquí un pendejo encargado de todo”.

Pero ni Arné Chacón era un pendejo ni Torres Ciliberto un “chivo”. No era pendejo Arné, pues se ufanaba del acuerdo, del pacto que había hecho con Torres Ciliberto. Un pacto que lo llevaría a la cima de los bancos y también al foso. El abogado Omar Estacio propuso que lo enviaran para la NASA por la genialidad del pacto.

De aquella entrevista de hace 5 años en el semanario La Razón se quejaron sus socios, lo criticaron por haber hablado de más. A su hermano Jesse le faltó carácter entonces. A propósito de las denuncias del magistrado Luis Velásquez Alvaray, ¿qué respondió a María Daniela Espinosa en El Universal?

“-¿Que busca recursos en el sector público y privado? Eso es lo que hacen todos los banqueros”.

Lo decía a la vez que aseguraba que de estar metido Arné en corrupción, también lo denunciaría. No ocurrió. Ahora Arné está preso. Torres Ciliberto se ha fugado a Miami, y sus bancos, Real y Central, intervenidos. Sus aseguradoras, La Previsora y Premier, en investigación.

Y en el caso de Torres Ciliberto, también hay “chivos” que lo respaldaron, lo apoyaron y lo protegieron. Quienes callaron en Fogade (Fondo de Garantía de Depósitos) al comprar él las últimas acciones de Orson Kravitz, transformado después en Baninvest. Ni Carlos Calderón ni el sucesor de éste, Rómulo Henríquez, hablaron del pago atrasado, ni del cheque sin fondo.

Corría finales del año 2000 y, en efecto, Torres Ciliberto concursó por el 24% de las acciones en manos de Fogade que le había entregado el quebrado Banco Italo en 1994. Había pagado la caución por el 10% del monto. El otro 90% lo entregó en un cheque al cumplirse el mes de plazo convenido. El cheque, vaya sorpresa la de las autoridades de Fogade, rebota. Tanto Carlos Calderón, presidente, como Jorge Rodríguez, vicepresidente, estaban de salida porque viene a tomar posesión Rómulo Henríquez, recomendado por José Vicente Rangel. Calderón y Rodríguez advirtieron en privado del caso, sin consecuencias.

Claro que Torres Ciliberto pagó, de eso no hay duda. Pero no en el plazo. Y miren que en Fogade son estrictos, pues si una persona cualquiera que gana, digamos, el concurso por un tractor, y no paga en el plazo, se le quita el tractor. Es decir, a Torres Ciliberto lo perdonaron entonces y lo perdonarían otra vez como cuando intentó hacerse del control de Proseguros. Y ésta es la historia que Chávez conoció de fuente directa. Tal vez la de Fogade nunca lo supo. Pero ésta sí:

Ocurrió a principios de 2007 el intento de comprar Pro-Seguros, la aseguradora de Orlando Castro. Montado el acuerdo, Torres Ciliberto y sus socios no pagaban a Castro lo pactado y más bien se encargaban de exprimir las finanzas de la aseguradora. Para los más jóvenes, Castro había sido un prominente empresario en los 90. La crisis bancaria de 1993-1995 en Venezuela derrumbó su imperio y estuvo preso en los Estados Unidos. De origen cubano, con tránsito en la política, arribó al país en los años 60, huyendo de otro Castro, Fidel.

Puesto en libertad en Estados Unidos, al volver se vincularía al gobierno de Chávez a través de los militares golpistas que en sus buenos tiempos de asegurador había empleado en sus compañías. Castro, al ver en riesgo su empresa, Proseguros, recurre a Chávez, solicita ser recibido en un Aló Presidente, y Chávez, que ya ha escuchado a Fidel Castro recomendándole que oiga y ayude a su paisano empresario, ordena a la Superintendencia de Seguros detener la negociación.

-“Resuélvanle el problema a este hombre”, ordena.

El paso siguiente es que salen Torres Ciliberto y su grupo de la aseguradora y la Superintendencia busca la solución de un nuevo comprador para evitar el cierre. Así, Castro termina de venderle a Seguros Altamira, que ya era accionista de la compañía, la cual recupera Proseguros.

Este antecedente lleva a otro hecho: a la denuncia de Henry Ramos Allup de que Seguros La previsora también fue saqueada por Torres Ciliberto, que cargaron hasta las obras de arte de la sede principal. El final es que Castro no salió mal. Por ese tiempo cuajaba la idea de Bolivariana de Seguros, la empresa que el Gobierno lanza ahora.

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