La ALBA ha respaldado el proceso previo a las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua, en las que el presidente, Daniel Ortega, revalidará el poder tras una campaña marcada por el arresto de candidatos opositores. En este sentido, ha aplaudido al régimen nicaragüense en su decisión de «continuar defendiendo la soberanía, la paz y los notables avances sociales, económicos, de seguridad y de unidad nacional alcanzados».
En aras de rechazar «intimidaciones» y de defender la «soberanía», los gobiernos aliados de Managua han acusado a la Administración de Estados Unidos de llevar a cabo «ataques e intentos desestabilizadores» en contra de un Gobierno «legítimo» y también han condenado las «acciones injerencistas» de la OEA, que «pretenden inmiscuirse en asuntos que conciernen exclusivamente al pueblo y a las instituciones nicaragüenses».
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua también ha emitido un comunicado a modo de «nota de protesta» donde ha criticado a las autoridades del Consejo Permanente de la OEA por incluir la situación interna en el país como uno de sus puntos del día en la reunión de este miércoles, a la que ha confirmado que no acudirá.
La última ocasión en la que la OEA trató la situación interna de Nicaragua fue a finales de junio, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó un informe sobre las violaciones a los Derechos Humanos.