Trump complica renegociación del T-MEC al mezclarla con temas de seguridad y migración

"A Trump no le importa que otros temas que considera daños colaterales o con efectos secundarios tengan altos costos políticos, siempre y cuando él sienta que está cumpliendo las promesas a sus votantes".

T Mec

La renegociación del tratado de libre comercio de Norteamérica (T-MEC) se complica por la explosiva mezcla que agita el presidente de EEUU, Donald Trump, al combinar la agenda económica con temas de seguridad y migración, aseguró a la Agencia Sputnik la politóloga Estefanía Cruz Lera.

«A Trump no le importa que otros temas que considera daños colaterales o con efectos secundarios tengan altos costos políticos, siempre y cuando él sienta que está cumpliendo las promesas a sus votantes. Esto ha complicado la relación bilateral en la actualidad y la revisión del T-MEC», dijo a esta agencia Cruz Lera, doctora en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona.

La también académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que la mixtura de temas inconexos es una estrategia deliberada para someter la relación regional a la máxima tensión, para lograr mayores beneficios para la economía estadounidense.

«Una característica que tienen los Gobiernos republicanos es que no les importa mezclar en la negociación bilateral todos los temas, aunque sean de distinta naturaleza, y requieren respuestas diferenciadas, con niveles de corresponsabilidad completamente diferentes entre México y EEUU», explica la investigadora.

En efecto, el secretario de Comercio de la Casa Blanca, Howard Lutnick adelantó el domingo a la cadena CBS el propósito de Trump de convertir una revisión comercial, programada para el segundo semestre de este año, en una nueva renegociación de todo el pacto norteamericano que ya cumplió tres décadas, para «transformarlo profundamente», a fin de proteger a la industria estadounidense.

ESTILO REPUBLICANO DE NEGOCIAR

La responsable del proyecto de investigación colectivo titulado «Las visitas presidenciales de EEUU a México 1909-2022» explica que, antes, los Gobiernos del ahora opositor Partido Demócrata permitían separar los temas fundamentales de la agenda bilateral.

«Con los Gobiernos demócratas pudimos negociar el tema del agua binacional y por otro lado pactar cuestiones de seguridad, o de migración. Eso hacía que, si bien la relación bilateral con los demócratas se veía bastante amable y cordial, también se movía muy lentamente y muy poco», reseña.

En cambio, los líderes del Partido Republicano están dispuestos a meter todos los temas en una misma mesa de negociación y combinarlos, siempre para sacar ventaja, como el espacio al que asiste una delegación mexicana encabezada por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.

«Creo que el presidente de EEUU se ha dado cuenta muy bien de esa capacidad que tiene de mezclar temas y agendas contrapuestas, sin tener consecuencias ni costo político. La novedad que tenemos con respecto a la primera administración (2017-2021) con este Trump 2.0 es que utiliza los aranceles al comercio como mecanismo de política exterior», explica la investigadora.

El anuncio de Lutnik sobre una segunda renegociación del pacto vigente desde 1994, de una envergadura similar a la consumada en 2020, define el horizonte de la negociación hasta el año próximo, cuando también se realizarán las elecciones legislativas de medio mandato presidencial de noviembre de 2026, cuando se renovará el Congreso y Trump buscará mantener su frágil mayoría en el Capitolio.

El funcionario preguntó en el programa Face The Nation: «¿Se debería esperar que renegociaremos el T-MEC? Tiene perfecto sentido para el Presidente hacerlo: no quiere que se construyan autos en Canadá o México, cuando podrían fabricarse en Michigan u Ohio. Es simplemente mejor para los trabajadores estadounidenses».

Tales declaraciones son un cambio sustantivo en el enfoque hacia el acuerdo vigente, ya que los tres países de Norteamérica sólo esperaban revisar su aplicación, sin una compleja renegociación completa de las reglas de origen de la industria automotriz, el acceso a mercados y medidas arancelarias.

EJE DE LA ESTRATEGIA

La entrevistada sostiene que, de la idea vigente de Norteamérica, la única cuestión que se mantiene realmente es la integración comercial, en particular como zona libre de aranceles.

«En esta zona de libre comercio entre los tres países de Norteamérica, que ni hablamos el mismo idioma, ni profesamos la misma religión, ni tenemos la misma cultura, en realidad lo único que nos mantiene unidos es esta dependencia económica», prosigue la analista.

Cruz Lera considera que el giro con Trump es que utiliza a los gravámenes comerciales como un arma estratégica de política exterior.

«Utiliza los aranceles para castigar e intentar condicionar a otros Gobiernos, o incluso extorsionarlos, para que le ayuden a completar su agenda. Al final recordemos que Donald Trump, gobierna en realidad para sus votantes, para los que llevaron al poder», advierte la especialista.

Explica que, en primer lugar, el magnate republicano ha renunciado a cumplir las reglas tradicionales del comercio internacional, que Washington impuso desde el sistema de Bretton Woods, ciudad donde se firmó en 1944 un acuerdo internacional para crear un nuevo orden económico global tras la Segunda Guerra Mundial, que dio origen al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.

«Ante todas estas organizaciones económicas que hasta hace unos años operaban regidas por el libre comercio, a las que se aliaron inclusive países como China, ahora EEUU es el primero en abandonar las reglas del juego», enfatiza la investigadora.

Sin embargo, considera «poco probable que se revoque este tratado (T-MEC), dado que él mismo (Trump) lo calificó como el mejor tratado que ha firmado EEUU».

RETO DE MÉXICO

A México y Canadá les espera una larga renegociación, que supera la revisión comercial prevista para comenzar en septiembre próximo, ahora mezclada con combate al crimen organizado del narcotráfico y contención de flujos migratorios.

«México definitivamente tiene que estarse preparando, porque podemos observar un tratado muchísimo más laxo, compuesto nada más por un conjunto de acuerdos sectoriales», advierte la experta en las relaciones regionales.

Una lista de conflictos parciales ha emergido en los primeros seis meses del segundo mandato de Trump: castigos arancelarios al acero, al aluminio, al tomate, cierre de la frontera al comercio de ganado vivo, y amenazas a la industria automotriz, que aporta casi la tercera parte de los más de 600.000 millones de dólares que México exporta a EEUU, como principal socio comercial.

«Solamente serán ciertos sectores a los que se respetará el arancel cero del T-MEC. Es algo que México debe ir previniendo en una estrategia ante el equipo de Trump, que se prepara para negociar punto por punto, caso por caso», advierte la experta.

SEGURIDAD, ESPADA DE DAMOCLES

En ese marco, la seguridad binacional y en particular el combate al crimen organizado es utilizada por Trump como una Espada de Damocles, que pende de un hilo como amenaza inminente.

Trump afirmó la semana pasada que las autoridades mexicanas están «petrificadas» ante un «fuerte control» de los cárteles del narcotráfico.

Con esa vuelta de tuerca para apretar el juego del líder estadounidense, que incluye clasificar a las organizaciones narcotraficantes mexicanas como terroristas, sanciones a bancos mexicanos por lavado de dinero, y ofrece a la presidenta Claudia Sheinbaum combatir con militares estadounidenses a los carteles mexicanos en su territorio, mientras procesa en cortes de EEUU a grandes capos extraditados.

«La presidenta mexicana (Sheinbaum) intenta colaborar contra el lavado de dinero y el tráfico de drogas, pero no hay una forma de cuantificar el avance para saber a qué se refiere con cooperar», explica la investigadora.

Recuerda además que Sheinbaum entregó a decenas de líderes de cárteles narcotraficantes como primera señal de cooperación, a cinco semanas del regreso de Trump a la Casa Blanca.

«Pero no necesariamente estamos viendo un cambio, una forma de calificar el avance en estos temas», advierte.

Observa que, como estrategia, México ha sabido prometer muchas cosas y sacar partido de la negociación, retrasando cada vez la puesta en práctica los aranceles a sus exportaciones.

Al final, sigue siendo una política de desgaste que el magnate aprendió en sus millonarios negocios inmobiliarios.

La fecha próxima en esta pulseada es el 1 de agosto, cuando según una carta de Trump, entrarán en vigor aranceles de 30 por ciento a toda las exportaciones mexicanas que no están protegidas por el T-MEC.

Lutnick calcula que ese intercambio de mercancías en disputa es la cuarta parte que comercia su país con México y Canadá: así estarán en juego 150.000 millones de dólares de mercancías mexicanas.

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