Muchos han querido ver en Perú el paradigma de los buenos resultados que la política de apertura de mercado tiene en la economía. El mandato de su presidente, Alan García, ha estado marcado por un crecimiento sostenido por encima del 5% y los augurios para el futuro, ya con otro mandatario, aún son favorables. Pero el llamado “milagro peruano” no satisface a sus ciudadanos. El 63% considera que el Gobierno, con sus decisiones, intenta privilegiar a unos pocos y solo el 16% cree que trabaja para el bien de todos los ciudadanos. Muchos han querido ver en Perú el paradigma de los buenos resultados que la política de apertura de mercado tiene en la economía. El mandato de su presidente, Alan García, ha estado marcado por un crecimiento sostenido por encima del 5% y los augurios para el futuro, ya con otro mandatario, aún son favorables. Pero el llamado “milagro peruano” no satisface a sus ciudadanos. El 63% considera que el Gobierno, con sus decisiones, intenta privilegiar a unos pocos y solo el 16% cree que trabaja para el bien de todos los ciudadanos.
Más de la mitad de los peruanos considera los problemas económicos entre los más importantes en su vida diaria. En un país que crece, en los últimos años, por encima del 5%, esto es una paradoja de difícil compresión. Sin embargo, acudir a otro tipo de datos que también expone el Latinobarometro facilita la comprensión. Los peruanos, junto con los bolivianos y salvadoreños, son los menos satisfechos con sus vidas.
Si se acude a los datos en relación a la democracia, comienzan a verse los primeros sintomas de interés. Mientras que el apoyo a dicho sistema político paso del 52% en 2009 al 61% en 2010, el 63% de los peruanos considera que el gobierno, con sus decisiones, intenta privilegiar a unos pocos y solo el 16% cree que se gobierna para el bien del pueblo. De esta manera, el 61% considera que algunas personas y/o grupos tienen tanta influencia que los intereses de la mayoría son ignorados.
Que exista un grupo de insatisfechos con la democracia es, según el Latinobarometro, algo sano. Sin embargo, en el caso peruano, el número de insatisfechos es, junto con Bolivia (36%) y Venezuela (35%), demasiado abultado para considerarlo “sano”. El 33% de los encuestados no encuentran satisfacción en el sistema porque solo el 23% de la población peruana cree que partidos que ostentan sus ideales pueden alcanzar el poder.
Entrando en el detalle de la cuestión económica, la insatisfacción de Perú es especialmente preocupante, ya que ese país tiene una de las tasas promedio más altas de crecimiento económico en los últimos años. Al mismo tiempo, tiene una de las percepciones más altas de injusticia en la distribución de la riqueza. En otras palabras, la queja de los peruanos no es por la cantidad de riqueza que hay, sino más bien por la manera que ésta se distribuye.
Las últimas elecciones dieron una buena muestra de lo que los “grandes” partidos representan para los peruanos. La pasadas elecciones municipales reflejaron la insatisfacción dando la victoria a movimientos y partidos localistas creados sólo para participar en los comicios en la mayoría de los departamentos. Perú sigue sin contar con un sistema de partidos ideológicos, estructurados, de ámbito nacional y sólidamente implantados. Perú es a su vez el país que menos cree en sus instituciones. Solo un 14% cree en el Congreso, un 13% en los partidos, un 15% en el poder judicial y un 25% en el Gobierno.
A diferencia de Brasil, Uruguay, Venezuela, Colombia, que apoyan la economía de mercado como modo de desarrollar el país (todos ellos han logrado buenos resultados de crecimiento del PIB), la población peruana registra el peor dato de todos los países latinoamericanos. Tan solo el 50% apoya la economía de mercado y el 61%, el tercero que menos, cree que la empresa privada es indispensable para el desarrollo del país.
Quien sabe si la economía de mercado será la solución para que los desajustes económicos y las desigualdades vayan solventándose. Lo cierto es que los peruanos no lo ven de esta manera. De alguna manera, las encuestas en relación a las próximas elecciones pueden convertirse en un marcador de esta cuestión, ya que, contra toda lógica, el partido del presidente Alán García, que ha promovido el gran crecimiento de la economía, no está entre los favoritos.
Si hacemos caso a esas encuestas, los ciudadanos peruanos están cansados de la corrupción reinante en el país. El Gobierno ha estado implicado en algunos casos y, todo hace indicar, los peruanos podrían optar por devolver al gobierno a Toledo, ex presidente del país. Tal vez no sea la solución para acabar con la corrupción, pero no será, seguro, la manera de acabar con el mercado libre. Los Tratados de Libre Comercio ya firmados seguirán vigentes y el sistema en el que está inmerso Perú también.