La Embajada de Suecia en Buenos Aires ha respondido este lunes al presidente de Argentina, Alberto Fernández, instándole a no hacer «comparaciones directas» entre la respuesta que los dos países han dado a la pandemia de coronavirus.
Fernández uso el ejemplo del país escandinavo, que ha aconsejado la distancia social pero no ha impuesto el confinamiento, para defender su estrategia, que comenzó con una cuarentena nacional que ahora evolucionará por territorios.
«Lo que veo es que Suecia con 10 millones de habitantes hoy cuenta más de 3.000 muertos por el virus. De haber seguido ese ejemplo, nosotros hoy tendríamos 13.000 muertos», dijo en su comparecencia del pasado viernes. Por ahora, Argentina tiene 6.034 casos, incluidos 305 fallecidos, para 45 millones de habitantes.
La misión diplomática ha reaccionado este lunes con un comunicado ante el «interés» que ha percibido por parte de las autoridades argentinas «sobre la forma en la que Suecia está combatiendo el nuevo coronavirus» con el mismo objetivo que otros países: «salvar vidas y proteger la salud pública».
Estocolmo ha explicado que sus medidas «consisten en una combinación de legislación y recomendaciones». Así, «ha impuesto el cierre de fronteras, la suspensión de clases en escuelas secundarias, la prohibición de visitas a geriátricos y eventos de más de 50 personas».
Con todo ello, la Embajada en Argentina ha querido enfatizar que «la vida en Suecia no continúa como de costumbre», apuntando que «la economía sueca se ha visto fuertemente afectada por la pandemia y se espera un ascenso dramático del desempleo».
«Las medidas de Suecia difieren de otros países solamente en tres aspectos: nosotros no hemos impuesto un aislamiento social, preventivo y obligatorio, no hemos impuesto el cese de la actividad comercial a algunas empresas y no hemos cerrado jardines de infantes ni escuelas primarias», ha precisado.
A este respecto, ha señalado que «una parte importante de las medidas de prevención de Suecia consiste en proporcionar a los ciudadanos información confiable que los ayude a asumir la responsabilidad de su propia salud».
«La base de esto es la confianza mutua entre las autoridades estatales y los ciudadanos que se ha ido construyendo a través del tiempo», ha destacado, apostillando «a modo de ejemplo» que «la administración de las vacunas del calendario infantil sueco es opcional y ha alcanzado una cobertura de vacunación del 97 por ciento».
Además, ha defendido que «la decisión de mantener abiertos sectores de la sociedad está basada en consideraciones de salud pública». Así, ha esgrimido que «mantener las escuelas abiertas tiene efectos positivos en la salud infantil» y que «permitir que las personas trabajen es positivo para la salud pública» y la igualdad de género.
Con todo ello, ha considerado que «es difícil hacer comparaciones directas entre las medidas de contención que han adoptado diferentes países», argumentando que «Suecia tiene tasas de mortalidad por Covid-19 más altas que algunos otros países que han impuesto la cuarentena y más bajas que otros que también han impuesto la cuarentena».
«Esta es una nueva enfermedad y pasará tiempo antes de que sepamos qué modelos funcionan mejor», ha concluido, expresando la disposición de Suecia a «dialogar con otros países para que podamos aprender unos de otros».