Todas las alarmas saltaron el pasado viernes: por primera vez desde 2007, el bono estadounidense a tres meses ofrecía en el mercado secundario una rentabilidad mayor que el bono de referencia a diez años. Este fenómeno, conocido como ‘inversión de la curva de tipos’, es ampliamente relacionado en el mercado como un síntoma de una recesión a corto o medio plazo. Los analistas matizan que todavía no es momento de dejarse llevar por el pánico, pero sí reconocen que es más probable una contracción de la economía mundial en 2020.
La curva de tipos tiende a ser positiva, es decir, la deuda a plazos más largos ofrece unos intereses más altos que la de plazos más cortos, ya que el mayor espacio de tiempo conlleva una mayor incertidumbre. Si la curva se da la vuelta suele ser un síntoma de que algo no va bien y, de hecho, suele verse como una precursora de la recesión, aunque con un desfase de entre unos 12 o 18 meses. Por ello, cuando el pasado viernes el papel del Tesoro estadounidense a tres meses pasó a ofrecer una rentabilidad más elevada que el bono de referencia a diez años se encendieron las alarmas. Ayer martes, el bono a tres meses pagaba todavía un 2,461%, por el 2,435% del bono a diez años.
“Si bien esperábamos que el extremo largo de la curva se mantuviera mejor, los decepcionantes datos económicos del viernes condujeron a una fuerte caída de los rendimientos del Tesoro de mayor plazo”, explica Esty Dwek, estratega de Inversiones Senior en la gestora Natixis Investment Managers. “Junto con la expectativa de que la pausa anunciada por la Reserva Federal vaya seguida de un recorte en lugar de una nueva subida, lleva a la curva a invertirse”.
“Mientras que una curva invertida es una señal ominosa para el crecimiento a medio plazo, la recesión no es una conclusión predecible. De hecho, hemos visto situaciones en las que una inversión no fue seguida de una recesión en EEUU”, tranquiliza esta experta. Los datos históricos le dan la razón: entre diciembre de 1965 y febrero de 1967 la curva se invirtió y no hubo recesión.
En esa idea abundó el pasado lunes la expresidenta de la Reserva Federal Janet Yellen, que en una Conferencia de Inversión Asiática de Credit Suisse en Hong Kong, reflexionó que la inversión de la curva podría reflejar más bien la necesidad de reducir los tipos de interés en algún momento que ser señal de una recesión.
Dweck reconoce que el riesgo de recesión en EEUU ha aumentado, pero “todavía no esperamos una recesión en EEUU o mundial en 2019”. “Seguimos esperando una estabilización de los datos a partir de la primavera y dentro de la segunda mitad de este año”. “Es cierto que el riesgo de recesión en 2020 es mayor, pero es raro ver una recesión en un año electoral, y el hecho de que la Reserva Federal sea favorable al mercado debería ayudar a ampliar el ciclo”, valora la experta del banco francés.
Natixis avisa, eso sí, de que vienen curvas en los mercados. “Es probable” que las rentabilidades de los treasuries y del bund alemán “se mantengan bajo presión a la baja a corto plazo, aunque deberían volver a los niveles recientes”. En cuanto a las bolsas, “podríamos ver más volatilidad y correcciones a corto plazo” a medida que reaparezcan los temores de crecimiento, “pero seguimos esperando que los activos de riesgo suban en los próximos meses, aunque no al ritmo de enero”.