El presidente electo había afirmado que el país está en bancarrota y que, por ello, «será difícil cumplir con todas las demandas que tiene la sociedad».
Algunos de los principales líderes empresariales de México han manifestado su rechazo a las declaraciones del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en las que este afirmaba que el país está en bancarrota y que, por ello, «será difícil cumplir con todas las demandas que tiene la sociedad».
Una afirmación con la que a juicio de voces como las de Claudio X. González, presidente de Kimberly Clark y ex presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), AMLO tan sólo estaría intentando dar marcha atrás en algunas de las promesas que hizo durante la campaña electoral arguyendo una supuesta falta de recursos.
Una interpretación en la que los líderes empresariales reunidos hoy en el panel «Los empresarios frente al gobierno«, que ha tenido lugar en Ciudad de México, han incidido pese a que el propio López Obrador específico que sí se respetarían «todos los compromisos de campaña».
Así, también Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), ha querido marcar distancias con el presidente electo al apuntar que, en estos momentos, México cumple con todos sus compromisos económicos en el interior y exterior y mantiene un crecimiento económico que podría llegar hasta el 4%.
Una línea que, además, está en sintonía con la que marcó el propio AMLO a inicios de septiembre, cuando dijo que el país atravesaba problemas, pero que había estabilidad económica. De ahí que sus recientes afirmaciones en un acto en Nayarit, que forma parte de una gira que realiza a lo largo del país para agradecer a sus seguidores su elección, hayan sido acogidas con cierta sorpresa.
«Vamos a respetar la autonomía del Banco de México para que haya equilibrios macroeconómicos, que no haya devaluación, que no haya inflación», señaló un Lopez Obrador que aclaró que «si se dan esos fenómenos no va a ser por culpa del presidente de la República sino por circunstancias externas o por mal manejo de la política financiera que haga el Banco de México, no el gobierno de la República».
