La caravana, término por el que se conoce a las migraciones organizadas, partió a principios de semana desde la localidad de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, e inicialmente las autoridades estimaron en unas 15.000 las personas que se habrían sumado a esta iniciativa, si bien finalmente no serían tantas. Por delante tienen unos 5.000 kilómetros hasta Estados Unidos.
En su mayoría, la caravana está integrada por venezolanos, según el diario ‘Milenio’, que también da cuenta de colombianos, haitianos, cubanos, centroamericanos e incluso algunos africanos. Por ahora, los migrantes no se plantean cesar su avance, a pesar de los gestos que puedan lanzar las autoridades mexicanas.
El activista Luis Rey García Villagrán, de la organización Dignificación Humana, ha asegurado que el Instituto Nacional de Migración (INM) ha aceptado dar documentos a unos 14.000 migrantes de 18 nacionalidades, aunque ha advertido de que no se plantean desistir de su caminata rumbo al norte, informa el periódico ‘El Universal’.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México ha pedido medidas cautelares a autoridades tanto federales como estatales para proteger a los migrantes, ante el «temor fundado» de que puedan sufrir algún tipo de abuso por parte de las fuerzas de seguridad.
UNO DE CADA CINCO SON NIÑOS
Save the Children, que acompaña a un grupo de casi 5.000 migrantes, ha alertado de los «riesgos» que conllevan este tipo de viajes, especialmente para los niños. Uno de cada cinco integrantes son menores de edad y «es común que tengan golpes de calor e insolación por las altas temperaturas».
El director de Programas de Save the Children en México, Jorge Vidal, ha señalado en un comunicado que «es importante contar con servicios médicos que provean agua y alimentación que necesitan». En estos momentos las condiciones climáticas son lluviosas por lo que deben también tener atención para evitar enfermedades respiratorias», ha advertido.
La migración se ha disparado recientemente en toda la región, fruto de la violencia, la inseguridad, los efectos adversos del cambio climático, las crisis políticas y las consecuencias de la COVID-19, según la ONG, que recuerda que el objetivo generalizado de estas personas sigue siendo llegar a suelo estadounidense.
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) calcula que las solicitudes de refugio en México se han disparado un 255 por ciento, principalmente por los repuntes derivados de Haití, Honduras y Cuba, entre otros países, mientras que las autoridades de Estados Unidos han asegurado que sólo entre enero y abril han interceptado a más de 47.000 menores no acompañados.
«Hoy en día, las autoridades mexicanas deben enfocarse en generar acciones articuladas y coordinadas para garantizar la protección y el acceso a derechos para las niñas, niños y adolescentes sin importar su estatus migratorio», ha reclamado la directora de Save the Children para América Latina y el Caribe, Victoria Ward.
En este sentido, ha abogado por que no haya detenciones ni separaciones familiares, así como, «por supuesto», agresiones policiales como las que tuvieron lugar en caravanas previas.