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Las provincias arrebatan a la filial de Repsol el 20% de su producción en Argentina

Una guerra de desgaste contra YPF

La guerra de desgaste iniciada por el Gobierno de Cristina Fernández contra YPF ha tenido ya graves consecuencias para la filial de Repsol. Hasta seis provincias del país le han retirado licencias de yacimientos que representan ya cerca del 20% de su producción. La guerra de desgaste iniciada por el Gobierno de Cristina Fernández contra YPF ha tenido ya graves consecuencias para la filial de Repsol. Hasta seis provincias del país le han retirado licencias de yacimientos que representan ya cerca del 20% de su producción.

Aunque aún se desconocen los planes reales del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner sobre la eventual expropiación de la petrolera YPF a Repsol, su principal accionista con el 57% del capital, el daño ya está hecho.

Las quitas ascienden al 19% de la producción petrolera de YPF, que el año pasado ascendió a 16.509.400 metros cúbicos de crudo que representan el 55,4% del total del país, según datos del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas.

La situación, al margen de la ley que prepara el Gobierno, podría empeorar la semana que viene si finalmente la provincia de Chubut le arrebata la concesión para la explotación del yacimiento Manantiales Behr. En este caso, la merma de la producción ascendería al 28%.

En el sector aseguran que esta estrategia de desgaste fue diseñada a principios de marzo por el hijo primogénito de Cristina Fernández, Máximo Kirchner, ideólogo e impulsor del movimiento de La Cámpora, una organización juvenil peronista.

Mientras tanto, el Gobierno de Mariano Rajoy ha iniciado una ofensiva diplomática para defender los intereses de Repsol en Argentina. El Ejecutivo español busca el apoyo de sus aliados, entre ellos México y EEUU, y ha elevado el tono a la espera de que se conozcan los planes reales de la Casa Rosada sobre la eventual expropiación de YPF.

El Ejecutivo española ha amenazado con tomar «todas las medidas a su alcance» en caso de que la nacionalización finalmente se ejecute. Unas medidas que empiezan a tomar carácter diplomático con contactos mantenidos con Estados Unidos y México para recabar su apoyo para frenar la posible expropiación. Un respaldo que el Gobierno ya ha obtenido formalmente hoy de parte de la Unión Europea.

La dura crisis que atraviesa Repsol en Argentina no sólo le ha pasado factura en la Bolsa, también en el mercado de derivados. Sus credit default swaps (CDS) o seguros contra el impago de su deuda, se han disparado un 65% desde el pasado mes de enero, la peor evolución de cualquier empresa de la industria energética este año.

La incertidumbre que pesa sobre YPF, que ha adquirido ya carácter de conflicto diplomático entre los Gobiernos de España y Argentina, ha provocado que los derivados de Repsol hayan subido 111 puntos básicos desde el inicio de 2012, hasta los 280 puntos básicos que marcaban hoy, según los datos de CMA Datavision. Es decir, que asegurar 10 millones de euros de deuda de la compañía española a cinco años tiene un coste de 280.000 dólares anuales. Aunque hoy han bajado un 2%, los CDS de la petrolera aún se encuentran cerca de sus máximos de dos años.

Tras varias expropiaciones de licencias, la mayor petrolera española se enfrenta ahora a una reducción forzosa de su participación en YPF y uno de sus activos más preciados.

La filial de Repsol está sometida a una fuerte presión del Gobierno argentino para aumentar su producción en un momento en el que el país debe importar cada vez más hidrocarburos para cubrir su demanda, algo que ha drenado su superávit comercial. En este escenario, la prensa local insiste en que el Ejecutivo de Cristina Fernández expropiará o intervendrá la petrolera bajo el argumento de que ha gastado demasiado en dividendos y no invirtió lo suficiente para frenar la caída de la producción. Poco antes de las 20:00 horas de ayer, el diario Clarín anunció que el Gobierno argentino ya ha redactado el borrador del proyecto de Ley para expropiar el 50,01% de YPF a precio de saldo.

El riesgo de impago de Repsol en los mercados de derivados contrasta con otras empresas del sector. La siguiente empresa más penalizada ha sido la estadounidense Kerr-McGee, cuyos CDS han aumentado este año un 15% en medio de una demanda de miles de millones de dólares por daños al medio ambiente.

Mientras tanto, los seguros de Transocean, el mayor propietario del mundo de equipos de perforación en alta mar, algunos de ellos quemados y hundidos en el Golfo de México tras el desastre de 2010, se han reducido a la mitad.

Los CDS de Repsol han registrado la cuarta peor evolución de todas las empresas europeas en lo que va de año, según afirma la agencia Bloomberg, pero aún así aún están muy lejos del récord que marcaron en diciembre de 2008, cuando se situaron en 515 puntos básicos, cuando el mercado rumoreó con la posibilidad de que Sacyr, que entonces tenía un 20% del capital de la petrolera, iba a vender su participación a una empresa rusa por sus problemas financieros.

Cualquier empresario con temor al riesgo no iría a Argentina ni a bailar tangos, sobre todo si tiene que enfrentarse a una guerra de desgaste con el Gobierno. Pero para Repsol hacer las maletas y marcharse del país no es una opción. Su filial YPF le proporciona el 25% de sus beneficios operativos, controla el mayor hallazgo de petróleo de su historia y supone una quinta parte de sus activos.

Las acciones de Repsol cotizaban hoy con un descenso cercano al 2%, en línea con el Ibex. En lo que va de año, la compañía española ha perdido un 25% de su valor de mercado.

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